En un reciente documento publicado este mes de agosto, China ha dejado clara su ambición: pretende convertirse en líder mundial en el sector de las interfaces cerebro-computadora en los próximos 5 años. Con esta declaración de intenciones, se sitúan como una competencia amenazante a la tecnología de Neuralink, de Elon Musk, y otras empresas emergentes estadounidenses del sector.
Las interfaces cerebro-computadora, o BCI (Brain-Computer Interface, por sus siglas en inglés), decodifican la actividad neuronal del cerebro para traducirla en comandos computacionales. La conexión directa entre cerebro y un ordenador o tecnologías como brazos robóticos sitúan estos inventos como grandes aliados de personas con discapacidades físicas graves.

Elon Musk, cofundador de Neuralink, ahora amenazado por la ambición de China en el sector de las interfaces cerebro-computadora
El nuevo documento emitido por China, que ha sido redactado conjuntamente en julio por siete departamentos del gobierno, tiene como objetivo que China llegue a 2027 con importantes avances en tecnología BCI y pueda ser un sector competitivo internacionalmente de cara a 2030.
Neuralink y empresas estadounidenses del sector llevan tiempo mejorando el rendimiento y el diseño de los primeros productos BCI para crear productos útiles para pacientes con distintas patologías. Por su parte, el papel de China en el sector ha llegado más tarde, pero viene con fuerza y se propone dirigirse tanto al el marco sanitario como al del consumo del público general.
El documento del gobierno chino establece una hoja de ruta para acelerar el desarrollo de esta tecnología con 17 pasos específicos. Entre estos pasos, se encuentra la creación de mejores chips para capturar señales cerebrales, la mejora del software para decodificar las señales, la estandarización de la tecnología de BCI y la capacidad de fabricación.
Además, pretenden ampliar las aplicaciones médicas de esta tecnología. El documento indica que las BCI podrían utilizarse para monitorizar y analizar la actividad cerebral en tiempo real y, potencialmente, prevenir o reducir el riesgo de ciertas enfermedades cerebrales.
Plan de acción
China pretende que la tecnología cerebro-computadora pueda aplicarse a productos enfocados al sector sanitario y también al público general
Para el público general, se pretende conseguir la monitorización del estado de alerta del conductor. Esta tecnología podría llegar a alertar sobre somnolencia, falta de atención y tiempos de reacción lentos en la conducción, lo que ayudaría a reducir los accidentes de tráfico.
China prevé que la tecnología BCI podrá aplicarse a dispositivos no implantables que se podrán llevar en la cabeza, en forma de auriculares, cascos o gafas. También propone implementar BCIs piloto en ciertas industrias para la gestión de la seguridad, como la manipulación de materiales peligrosos, la energía nuclear, la minería y la electricidad.