La NASA se comienza a tomar en serio la posibilidad de que vivamos fuera de la Tierra: gracias a este nuevo modelo, se define qué significa un planeta habitable para los humanos

Espacio

Un modelo matemático abierto y flexible permite medir la habitabilidad como un espectro de probabilidades, cambiando la forma en que exploramos otros planetas en busca de vida

Un telescopio 100 veces más preciso que el Hubble llegará pronto al espacio para resolver el mayor misterio del universo: la energía oscura

SwRI estudió Titán, la luna de Saturno, para evaluar su tasa de disipación de marea, la energía que se pierde mientras orbita el planeta anillado con su enorme fuerza gravitacional.

SwRI estudió Titán, la luna de Saturno, para evaluar su tasa de disipación de marea, la energía que se pierde mientras orbita el planeta anillado con su enorme fuerza gravitacional.

NASA/JPL-CALTECH/SPACE SCIENCE INSTITUTE / Europa Press

La vida fuera de la Tierra ya no se mide en blanco o negro, sino en probabilidades matemáticas. Esa es la premisa del nuevo marco desarrollado por científicos de la NASA y de la Universidad de Arizona, que busca transformar la manera en que entendemos la habitabilidad planetaria. 

Hasta ahora, la exploración espacial se había guiado por criterios binarios —¿hay agua líquida?, ¿la temperatura es adecuada?, ¿el planeta está en la zona habitable de su estrella?—, pero se quedaba muy lejos de ser algo realista. Eran cábalas, prácticamente, de ciencia ficción.

Lee también

El telescopio James Webb desvela un agujero negro formado tras el Big Bang: “Se formó sin haber sido precedido por una galaxia a su alrededor”

Adrián Soria
Ilustración de un agujero negro supermasivo rodeado del disco de material que cae, en espiral, hacia en interior

Sin embargo, con este nuevo modelo, la habitabilidad deja de ser algo rígido y basado en elucubraciones para convertirse en un espectro de probabilidades, abriendo la puerta a explorar con mayor rigor cuerpos supuestamente habitables como Marte, Europa o Encelado.

Durante décadas, los astrónomos trabajaban con criterios de ABC. Si un planeta cumplía con ciertas condiciones básicas, se clasificaba como potencialmente habitable; si no, quedaba descartado. Sin embargo, la naturaleza de la vida en la Tierra demuestra que ese esquema puede resultar engañoso. Los extremófilos —organismos capaces de sobrevivir en ambientes extremos, desde lagos ácidos hasta fuentes hidrotermales a miles de metros bajo el mar— han demostrado que la vida puede prosperar en condiciones que antes parecían imposibles. Y si eso ocurre en nuestro planeta, ¿por qué no en otros?

Puntos brillantes que pueden ser hielo permanente en las llanuras que rodean el Polo Norte de Marte

Puntos brillantes que pueden ser hielo permanente en las llanuras que rodean el Polo Norte de Marte

NASA/UNIVERSIDAD DE ARIZONA / Europa Press

La propuesta de la NASA y la Universidad de Arizona, presentada en Nature Astronomy y respaldada por el grupo NExSS Quantitative Habitability Science Working Group, se basa en un marco matemático que cruza dos dimensiones. 

Por un lado, un modelo de hábitat que describe las condiciones ambientales de un mundo —temperatura, presión, composición química, radiación— a partir de las observaciones y de la incertidumbre inherente en los datos. Por otro lado, un modelo biológico que establece, también en términos probabilísticos, la viabilidad de distintos tipos de metabolismo en esas condiciones. 

Este marco cambia radicalmente cómo pensamos en la habitabilidad, transformándola de un sí/no a un continuo de probabilidades

Autores del estudio de la NASA y la Universidad de Arizona

Al combinar ambas distribuciones, se obtiene una estimación de la compatibilidad entre un entorno extraterrestre y formas de vida conocidas o hipotéticas. “Este marco cambia radicalmente cómo pensamos en la habitabilidad, transformándola de un sí/no a un continuo de probabilidades”, explican los autores.

La clave está en que esta herramienta se alimenta de datos reales de extremófilos terrestres. Si sabemos, por ejemplo, que ciertas bacterias resisten temperaturas bajo cero, altas presiones o entornos con metano, esos rangos de tolerancia pueden incorporarse al modelo para estimar qué probabilidad tendrían de sobrevivir en lunas como Europa, con su océano helado, o en Encelado, cuyos géiseres sugieren un mar subterráneo activo. “La herramienta es de código abierto y puede enriquecerse con nuevos datos de extremófilos terrestres”, destacan desde la Universidad de Arizona.

Marte, por ejemplo, ya no será considerado en bloque como “poco habitable”, sino que podrán señalarse zonas del subsuelo donde la probabilidad de que sobrevivan organismos resistentes al frío y la radiación sea mayor

En la practicidad, esto quiere decir que la NASA ha dado un paso en firme hacia buscar planetas realmente habitables. El modelo ofrece un sistema de priorización: en lugar de orientar misiones únicamente por criterios clásicos —la distancia a la estrella o la presencia de agua—, se podrán comparar probabilísticamente diferentes escenarios. 

Marte, por ejemplo, ya no será considerado en bloque como “poco habitable”, sino que podrán señalarse zonas del subsuelo donde la probabilidad de que sobrevivan organismos resistentes al frío y la radiación sea mayor. Del mismo modo, en según qué planetas y satélites, las misiones podrían decidir qué regiones analizar con mayor detalle en busca de biomarcadores.

Lee también

Los astrónomos están intrigados por una galaxia que cuenta con hasta 5 exoplanetas habitables: ¿es aún más apto para la vida que el sistema solar?

Pau Roldan
Ilustración que imagina un sistema con planetas habitables.

El futuro de la exploración espacial podría girar en torno a estos cálculos. Porque ya no se trata solo de buscar gemelos de la Tierra, sino de trazar mapas de probabilidad que permitan dirigir los limitados recursos hacia los objetivos más prometedores. Así, un simple número —o, bueno, una estimación probabilística entre cero y uno— podría convertirse en la brújula que guíe a la humanidad hacia el hallazgo más trascendental de la historia: descubrir que no estamos solos en el universo.

Mostrar comentarios
Cargando siguiente contenido...