Elon Musk ve oportunidades que nadie ha visto hasta ahora, y las piensa aprovechar. El magnate se ha propuesto desarrollar económicamente el continente africano y ha empezado por darle de conexión a internet rápida y barata, con su red de satélites Starlink.
La gran ventaja del sistema que tiene desplegado en el espacio es que, con un simple receptor, se puede tener acceso a la red en cualquier lugar del mundo, en pocos minutos. Y si esto, además, le puede reportar a Musk unos euros de las cuotas de conexión, la ganancia es doble: obtiene ingresos y mejora su cuestionada imagen altruista y filantrópica.
La novedad, documentada por varios usuarios en redes sociales, es la incorporación de pequeños receptores Starlink Mini en los taxis de la capital, Harare, que proporcionan conectividad rápida y estable tanto a conductores como a pasajeros.
Cuando en los países más desarrollados ya damos por hecho que podemos tener conexión a internet en cualquier sitio, en muchas regiones del mundo todavía es un lujo al alcance de muy pocos. Tener acceso a datos por vía satélite a precios moderados puede suponer una democratización del acceso a la información que revolucionará y actualizará un continente olvidado cuyo desarrollo estallará en los próximos años.