Ni expertos en IA ni ingenieros de prompts: los nuevos modelos de ChatGPT y compañía están acabando con lo que parecía que iba a ser la profesión del futuro

Inteligencia Artificial

Durante un par de años, los “pompts engineers” parecían ser los únicos que sabían hablarle a la IA... pero eso se ha acabado

Los ingenieros de prompts han quedado en el pasado.

Los ingenieros de prompts han quedado en el pasado.

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Desde que Sam Altman lanzara ChatGPT a finales de 2022, la sociedad tecnológica dio un vuelco de 180 grados. Se decía (y se dice) que muchos trabajos iban a desaparecer, pero a cambio otros muchos iban a sustituirlos.

El empleo más rápido en crearse es uno que tuvo un gran despliegue en 2023, y del que todavía hoy se habla: los ingenieros de prompts (o pompts engineering). Básicamente, se trata de expertos en “hablarle a la IA” que, con una habilidad casi mística, sabían hacer que modelos como GPT-3 o Midjourney te hicieran exactamente lo que tú querías.

Los ingenieros de prompts han quedado en el pasado.

Los ingenieros de prompts han quedado en el pasado.

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Durante un par de años, los ingenieros de prompts surgieron como los nuevos mesías de la tecnología. Escribieron guías, vendieron cursos y se crearon miles de puestos de trabajo para personas que supieran cómo “hablarle a la IA”, como si se trata de fórmulas mágicas al alcance de unos pocos. Pero esa era dorada para algunos ha durado muy pero que muy poco.

La llegada de modelos avanzados de GPT (desde GPT-4), Claude 4 o Gemini Advanced han propiciado un cambio radical: el parsing semántico ha mejorado tanto que el modelo ya no necesita frases quirúrgicas para entender lo que quieres. Procesan ambigüedades, rellenan huecos, interpretan contextos. El zero-shot prompting  (un término que quiere decir que puedes hacer de todo sin comerte la cabeza) es la nueva norma, y eso elimina la necesidad de diseñar prompts complejos y estructurados.

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Evidentemente, esto  no significa que el resultado sea siempre brillante. Todavía queda mucho para que las IAs se optimicen hasta entender por completo lo que quieres decirle. Sin embargo, en los últimos modelos han puesto el énfasis, más allá de en la espectacularidad, en la sencillez. La IA debe ser apta para todos los públicos, así que el cuello de botella ya no está en la formulación, sino en la claridad de pensamiento. Ahora el valor no está en saber cómo decirlo, sino en tener claro qué necesitas.

Con Sam Altman aliándose con el diseñador del primer iPhone para crear un aparato que aún no podemos ni imaginar y basado en la IA, está claro que el futuro seguirá creando nuevas necesidades y puestos de trabajo. Pero no, por más que lo predijeran los gurús, no necesitamos a “ingenieros” que nos digan cómo pedir las cosas.

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