El reciente anuncio de que Sam Altman ha lanzado su propio Neuralink para competir contra Elon Musk ha dejado muy claro que la idea del CEO de Tesla no es nada descabellada. Así, más allá de los avances de la inteligencia artificial o de los coches autónomos, el futuro parece encontrarse en los implantes cerebrales.
Aunque de momento solo se ha probado en cinco pacientes con parálisis, que gracias a estos implantes ahora pueden mover cursores con la mente, el objetivo de Musk —como viene acostumbrando— es mucho más ambicioso.
Según cálculos filtrados a Bloomberg, Neuralink se ha marcado como meta realizar 20.000 implantes anuales para 2031, lo que equivaldría a más de 1.000 millones de dólares en ingresos al año. Y, aunque ya parece un número inviable, en su momento Musk habló de alcanzar un millón de personas “aumentadas” para 2030 y, en un horizonte de dos décadas, llegar a cientos de millones de usuarios.
“En última instancia, creo que millones, quizás miles de millones de personas, querrán este implante”, dijo el fundador de la empresa en 2020, una conferencia de prensa de Neuralink. Para Elon Musk, hay una idea clave que lo respalda todo: que la interfaz cerebro-máquina será necesaria para que los humanos no se queden atrás frente a la IA.
Chip de Neuralink.
“Si no podemos comunicarnos con la inteligencia artificial a la misma velocidad, simplemente nos superará”, dijo en una entrevista de 2019 con Joe Rogan Experience. El objetivo de Neuralink es aumentar de forma radical la velocidad de transmisión de datos entre cerebro y ordenador, pasando de los 40 bits por segundo que podemos teclear con nuestros dedos a miles de bits directos desde la corteza cerebral.
Además, esa capacidad no se limita al control de ordenadores. Neuralink promete restaurar sentidos perdidos, como la audición en personas sordas de nacimiento; permitir mover prótesis solo con el pensamiento; o incluso grabar y reproducir recuerdos, una idea que Musk comparó con “guardar y recuperar archivos” en un ordenador. Incluso, el horizonte más futurista habla de generar experiencias artificiales: visiones, emociones o sensaciones creadas directamente en el cerebro.
Sea como sea, y más allá de las promesas, la realidad avanza a otro ritmo. Neuralink obtuvo el visto bueno de la FDA en 2023 para ensayos en humanos, y hasta mediados de 2025 solo cinco pacientes han recibido el implante con éxito. La compañía, aun así, espera alcanzar entre 20 y 30 implantes adicionales en el próximo año, un paso de gigante para la investigación médica, pero muy alejado todavía de los millones de usuarios que Musk proyecta.


