Catherine Gaudet ha sido un nombre desconocido en España hasta que la coreógrafa canadiense ha debutado esta semana en el Mercat de les Flors con un estilo minimalista y repetitivo que podría considerarse trasnochado. Lucinda Child o Steve Paxton ya lo explotaban en la danza posmoderna estadounidense de los años sesenta y setenta, y luego Europa lo disfrutó de la mano de gente como Anne Teresa de Keersmaeker. Y sin embargo, contra todo pronóstico sigue vigente si se hace con un sello personal. Por la sencilla razón de que busca una reacción en el espectador.
La artista de Montreal confesaba a la prensa barcelonesa que le aburre mirar lo que crea. Y de hecho no salió siquiera a saludar cuando la grada del Mercat se venía abajo con aplausos este viernes. Gaudet reconoce que se puede caer en un cierto aburrimiento en esta contemplación que propone, sobre todo en la época actual, en la que todo el mundo quiere que pasen cosas, pero le gusta provocar; y recompensa la paciencia del espectador con una resolución catártica. “Solo tiene que dejarse ir”.