El centro político y la economía europea

El centro político y la economía europea
Profesor del IESE

Las recientes crisis en Francia y Corea del Sur tienen en común el hundimiento del espacio político central y una gran polarización que lleva a un bloqueo institucional. En ambos países, de renta per cápita elevada, hay malestar entre los jóvenes, sobre todo hombres, y amplias capas de la clase media. Las redes sociales hacen el resto.

En Corea, el partido del presidente no conseguía sacar adelante sus propuestas por el bloqueo de la oposición. La división se ha ido consolidando a lo largo del tiempo con una estrategia revanchista cuando había alternancia en el Gobierno. Ahora ha llegado el intento de golpe de Estado en una democracia joven pero consolidada. En Francia, el gobierno Barnier no ha sobrevivido a una moción de censura presentada por el Nuevo Frente Popular y con el apoyo de la extrema derecha de Marine Le Pen (los extremos se tocan). Barnier quería reducir el déficit (del 6% del PIB) y rebajar la deuda pública (del 110% y proyectada a aumentar mucho más con perspectiva de bajo crecimiento económico). El plan era una consolidación fiscal para ahorrar 40.000 millones de euros y subir impuestos por 20.000 millones. Francia vive por encima de sus posibilidades mediante un endeudamiento creciente. La prima de riesgo de la deuda francesa con relación a la deuda alemana está por encima de la española. Pero los franceses no quieren afrontar la realidad. Barnier dijo, poco antes de la moción de censura, que su salida del Gobierno “no haría cambiar los números”. Sin embargo, las fuerzas políticas de los extremos que dicen que se puede gastar sin límite ganan las elecciones.

French President Emmanuel Macron is seen on monitors in a control room at AFP headquarters as he addresses the nation during a televised broadcast from the presidential Elysee Palace, on the day of the Prime Minister's resignation on December 5, 2024, following the parliamentary defeat one day prior, that forced his government to step down. President Emmanuel Macron on December 5, 2024, sought a new prime minister to prevent France from sliding deeper into political turmoil after Prime Minister's government was ousted in a historic no-confidence vote in parliament. The vote was the first successful no-confidence action since a defeat for Georges Pompidou's government in 1962, when Charles de Gaulle was president. (Photo by Ludovic MARIN / AFP)

 

Ludovic Marin / AFP.

Macron posiblemente convocó elecciones legislativas, dados los malos resultados en las elecciones en el Parlamento Euro­peo de junio, intentando bien una reacción del centro o bien dejar el gobierno en manos de los extremos a fin de que la ciudadanía se diera cuenta del desastre que supondría. La jugada ha salido muy mal, Francia parece ingobernable y su presidencia está en cuestión.

Europa necesita reformas que aumenten su capacidad de innovación y de inversión, como dicen los informes de Draghi y Letta. Debemos aumentar la productividad de la economía si queremos mantener y mejorar el Estado del bienestar y construir una defensa europea que no dependa de EE.UU. La cuestión es que los gobiernos populistas que están ganando terreno tanto a la derecha como a la izquierda en Europa no querrán emprender las reformas necesarias, solo proponen soluciones simples a problemas muy complejos y abogan por echar la pelota hacia delante aumentando gasto que no mejora la productividad. Además, muchos son nacionalistas y antieuropeístas, cuando el único camino para no perder del todo el tren del mundo digital y competir con EE.UU. y China es ganar escala en el marco europeo.

El fracaso de Macron y Merkel indica que el centrismo es necesario, pero no suficiente

Parece, pues, que una condición necesaria para alcanzar los objetivos reformistas es que haya gobiernos centrados. Pero el fracaso de Macron y, ahora lo vemos, de Merkel indica que el centrismo puede ser una condición necesaria, pero ciertamente no es suficiente. Macron tenía la voluntad de afrontar los problemas, pero no fue efectivo; por ejemplo, perdió mucho capital político en una reforma insuficiente de las pensiones extremadamente impopular. Merkel ha presentado sus memorias, donde defiende su legado, pero aumentó la dependencia de Rusia, por el gas barato; de China, por las exportaciones, y de EE.UU. en defensa. Los tres vectores ahora se han vuelto en contra, y la industria alemana, basada en buena parte en la automoción, está en una grave crisis amenazada por el coche eléctrico chino. La dependencia del gas ruso, y del carbón, contaminante, aumentó por la decisión oportunista de cerrar las nucleares. Incluso la apertura a los refugiados de la guerra de Siria se ve ahora como un factor en el importante auge de la extrema derecha. Merkel navegaba con compromisos y mantenía la inercia porque heredó una economía en forma, pero sin un proyecto claro de futuro.

Los esfuerzos de Von der Leyen para consensuar una amplía coalición de gobierno en la UE con un proyecto europeo ambicioso en tecnología, cambio climático y Estado de bienestar dan esperanza, pero no serán suficientes si los grandes países euro­peos, con Francia y Alemania al frente, no empujan en la misma dirección.

Lee también
Mostrar comentarios
Cargando siguiente contenido...