¡Adiós, 2024!

Up & Down

Un año en una ciudad como Barcelona es una sucesión de Ups and Downs, de cosas buenas y malas, pero a veces no todo es blanco o negro. Una misma noticia puede tener dos caras.

Up

La buena noticia sin matices es el éxito abrumador del cine 100% barcelonés con dos películas: Casa en llamas, ambientada en Cadaqués pero que tiene como protagonista a una familia barcelonesa del upper que veranea. Y El 47, que, en cambio, retrata la lucha vecinal de uno de los barrios más humildes de la ciudad. De una mala noticia, como era el cierre del Comèdia, el último gran cine que quedaba en el centro de Barcelona, ha llegado una buena noticia: será un nuevo Museo Thyssen. 

Casa en flames

Una de las escenas de 'Casa en llamas' 

LV

Hay más, este 2024 el tranvía ha ampliado trayecto, de Glòries a Verdaguer. Se ha reactivado el proyecto para que el metro llegue a Montjuïc y a los barrios de la Marina, aunque todavía no hay fecha para el inicio de las obras. Ha empezado la esperada reforma de la Rambla y se ha estrenado un nuevo Port Olímpic, gracias, en parte, a la Copa del América. Este 2024 Barcelona se ha querido volver a poner en el escaparate con este acontecimiento que ha generado defensores y detractores, y posiblemente excesivas expectativas. También ha sido el año del cambio de paradigma del turismo. El año en que se ha pasado del histórico eslogan “Visit Barcelona” al “This is Barcelona”, el año en que incluso los promotores han entendido y han dicho abiertamente –y eso es una cosa buena– que no se puede gestionar como hasta ahora si no se quiere seguir masificando la ciudad y sus servicios.

Down

Servicios como el transporte público. Este año se tuvo que borrar de Google Maps la línea de bus 116 porque los turistas que iban al Park Güell se la habían hecho suya. Y el otro bus famoso, el 47, ha triunfado, ha situado en el mapa Torre Baró, pero también ha evidenciado que la lucha vecinal allí no ha podido descansar. Siguen reivindicando cosas tan básicas como una buena instalación eléctrica que no los deje a oscuras cada dos por tres. Pero el grande down del año es la vivienda, el problema más grave y más transversal que tiene Barcelona. 

La vivienda está detrás de las noticias más tristes: el suicidio de dos hermanas antes de ser desahuciadas, la imagen de una vecina de 78 años del Gótico de toda la vida teniendo que marcharse de su casa y la de centenares de inquilinos desesperados haciendo cola para ver un piso de 900 euros en Gràcia. Hay malas noticias, pero también hay esperanzadoras: una manifestación más multitudinaria que nunca, una regulación de precios en marcha y una lluvia de promesas por parte de las administraciones, que han entendido que se tienen que poner las pilas. Veremos. También ha generado preocupación la sequía, el calor y las lluvias intensas. Y el cierre de tiendas de barrio. Este 2024 ha bajado la persiana la última zapatería y la última librería de la Barceloneta. Pero siempre hay un poco de esperanza, y acabamos el año con la continuidad (salvada por los pelos) de la última floristería. Esperamos que el 2025 sea un buen año para Barcelona y especialmente para los barceloneses.

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