La IA llegó en el 2023 y hemos dedicado el 2024 a probar cosas en procesos de bajo riesgo para ganar experiencia, confianza e identificar los problemas, pero muy pocos han estado trabajando de verdad en ventajas competitivas. En el 2025 algunos ya van a tomar velocidad y pondrán IA de manera contundente en sus procesos y operaciones, superando el bloqueo que provoca el debate entre agilidad y seguridad. La novedad reside en la llegada de los agentes IA: sistemas que realizan funciones concretas de manera autónoma y que, en la práctica, suponen una nueva mano de obra, digital, que asume tareas y resuelve situaciones. El éxito no dependerá tanto de cuántas inversiones hagamos en tecnología, sino de cómo nuestros equipos incorporen estos agentes.

El factor humano volverá a ser la clave: la llegada de la IA es un reto que afecta por igual al área de tecnología y a la de recursos humanos. Tras décadas de transformación digital ya tenemos tecnología en la mayoría de los flujos de trabajo y si ahora queremos dotarlos de IA, deberemos capacitar a nuestros equipos. La formación es siempre importante, pero ahora además es urgente porque necesitamos que los equipos entiendan la IA y empiecen a aplicarla.
Va a haber muchos agentes IA en nuestra organización que asumirán tareas y decisiones y, contra lo que pueda parecer, esto va a suponer más empoderamiento para nuestros equipos: la dirección va a tener que renunciar a validar las soluciones una a una y tendrá que centrarse en marcar el rumbo y las reglas, y en capacitar a los equipos para que implementen sus propios agentes IA, en plural. La agilidad, con todos sus riesgos, va a ser clave de competitividad.
Si el 2024 ha sido un año de experimentación, en el 2025 toca aplicarla de manera sistemática y ordenada en ideas realmente escalables y con impacto en el negocio. Habrá que crear estructuras de apoyo, reglas y normas claras, presupuestos, objetivos y prioridades; todo ello nos llevará a debates que pueden ser profundos, pudiendo llegar a revisar dónde está la propuesta de valor e incluso cuál es el modelo de negocio.
Un ejemplo. Corea del Sur ha anunciado la introducción de la IA en su sistema educativo. La idea, mal resumida por mi parte, es que los libros de texto sean digitales y estén dotados de IA, de manera que el alumno con el apoyo del equipo docente tenga un diálogo con los materiales y un itinerario realmente personalizado. El profesorado sigue siendo el centro del proceso de aprendizaje y con los datos que obtendrán esperan poder introducir innovaciones docentes y continuar liderando en las evaluaciones PISA. Han hecho pruebas en el 2024 y tras las aportaciones de expertos, docentes y familias, este 2025 han autorizado el uso de 76 libros de texto con IA en primaria y secundaria en materias como matemáticas, inglés, programación y lengua coreana. Invertirán 700 millones de euros en tres años, capacitarán a 150.000 maestros y maestras y crearán una estructura de apoyo con 1.200 tutores. No importa tu sector ni tu tamaño, se acabaron las pruebas y los experimentos: en el 2025 toca arriesgar.