Mañana se cumplirán cinco años de una tragedia que obligó a repensar protocolos de seguridad dentro y fuera del polígono industrial. Obligó a repensar y corregir escenarios y no solo por lo que ocurrió, sino también por lo que podía haber ocurrido. Hace cinco años, explotó uno de los reactores de la empresa Iqoxe en el polígono químico de Tarragona, mató a tres personas, hirió a doce y cuestionó la seguridad de decenas de miles de personas que viven, trabajan, estudian y visitan (el polígono colinda con algunas de las localidades más turísticas de Catalunya) aquella zona. Pasados cinco años, es buen momento para analizar en qué aspectos ha mejorado la seguridad de los ciudadanos, qué protocolos se han revisado y qué medidas de prevención se han consolidado. ¿Podría repetirse un accidente de aquella magnitud? Y en ese caso, ¿estaría la ciudadanía y quienes deben protegerla mejor preparados? Y más allá de la seguridad, la responsabilidad, que debería dirimirse en el juicio previsto para finales de año.
Más seguridad
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