EE.UU.-Europa, una brecha creciente

Más de sesenta jefes de Estado o de Gobierno, 150 ministros y diversos líderes de las principales organizaciones internacionales asisten desde el viernes hasta hoy domingo a la Conferencia de Seguridad de Munich (MSC), que se celebra anualmente en la capital bávara. Un encuentro que tenía como gran protagonista los planes de Donald Trump de comenzar negociaciones directas con Rusia para poner fin a la guerra de Ucrania, pero que en gran medida se ha visto eclipsado por la ­andanada lanzada por la Administración Trump acusando a ­Europa de socavar los valores democráticos y la libertad de expresión.

El vicepresidente de EE.UU., J.D. Vance, se permitió el viernes dar un rapapolvo al establishment y a los líderes de la UE al afirmar que el problema de Europa no es Rusia, sino que “viene desde dentro por un retroceso de sus valores fundamentales”. Acusó a los dirigentes europeos de degradar la democracia y la libertad de expresión y de que están suprimiendo visiones políticas “alternativas”. En otras palabras, dio lecciones a los europeos en su propia casa, escenificó con dureza la ruptura entre Washington y Bruselas y de paso sacudió la campaña electoral alemana. Da la sensación de que Trump pretende debilitar a la UE potenciando a los extremistas europeos.

El malestar europeo por esta intervención ha planeado el fin de semana sobre el foro muniqués. Ayer replicaron contundentemente a Vance el canciller alemán, Olaf Scholz, pero también su rival electoral el próximo domingo, el democristiano Friedrich Merz. Scholz criticó duramente al vicepresidente estadounidense por intervenir en la campaña electoral alemana y apoyar a la extrema derecha y señaló que Alemania no aceptará interferencias en la democracia y en las elecciones.

El ataque ideológico de Vance a Europa ha desatado la indignación de los aliados de la UE

Ochenta años de relación transatlántica están en peligro. Donald Trump ha hecho saltar por los aires todos los vínculos con Europa con su política de aranceles y su trato de favor a Putin olvidando a sus socios y aliados. La Unión Europea no quiere atizar el fuego, pero tampoco puede tolerar que la Administración trumpista le dé lecciones de democracia.

El nuevo EE.UU. –molesto porque sus aliados europeos de la OTAN no aumentan su gasto de defensa como reclama Washington– considera que la defensa europea ha de ser un problema que los europeos han de solucionar. Así se lo recriminó Vance poco después de que la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, empujara precisamente a la UE en su discurso a gastar más en defensa, proponiendo excluir el gasto en este campo de las reglas fiscales de la Unión, y advirtiera a EE.UU. sobre una paz que deje una “Ucrania fallida”.

En esta edición de la Conferencia de Seguridad de Munich, un foro privado y extraoficial nacido en 1963, lo cual otorga a los diversos protagonistas mayor libertad para expresar sus opiniones, se ha evidenciado un claro tira y afloja entre Europa y Ucrania, por un lado, y EE.UU. por otro. Los primeros, preocupados y enojados por la decisión de Trump de apartarlos, ir por libre y abrir negociaciones con Rusia sin contar con ellos, mientras que la nueva Administración republicana defiende que hay que ser realista y sentarse a negociar con Moscú cuanto antes porque Ucrania no recuperará los territorios perdidos ni ingresará en la OTAN.

Zelenski pide que Europa cree su propio ejército para hacerse respetar por Rusia y Estados Unidos

En el encuentro mantenido el viernes con Vance, el presidente Zelenski le recordó que para que haya una paz duradera Ucrania necesita unas garantías de seguridad y defendió que primero se acuerde un plan de paz con europeos y estadounidenses y luego se hable con los rusos. Fue una cita con pocos avances, una primera toma de contacto entre ambas partes, pero con voluntad de seguir hablando y trabajando. Zelenski sabe que no puede chocar abiertamente con EE.UU. porque lo necesita. Ayer, ante el plenario de la MSC, y en un mensaje implícito a Trump, insistió en que no aceptará ningún acuerdo de paz orquestado a espaldas de Ucrania y de Europa e instó a los europeos a crear su propio ejército, no para sustituir a la OTAN, sino para afrontar el desafío ruso y hacerse respetar por EE.UU. para que cuente con Europa al tomar sus decisiones geopolíticas.

EE.UU. y la UE chocan en sus planteamientos sobre Ucrania porque no tienen ni los mismos intereses ni las recetas son, por tanto, las mismas. De momento Trump ha dinamitado toda la estrategia que los aliados de Kyiv llevan defendiendo los tres años que dura ya la guerra, lleva la iniciativa, marca los tiempos y pone las condiciones. Por eso quizá ha llegado el momento de que Europa elabore su propia estrategia, si logra consensuarla, en caso de que la iniciativa estadounidense no logre sus objetivos.

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