El ciclo de la vida

Hay dos tipos de persona: las que se preguntan qué mundo dejaremos a nuestros hijos y las que se preguntan qué hijos dejaremos a este mundo. Bueno, también estamos los que, sin tener hijos, nos preguntamos ambas cosas. Un amigo me contaba que, al acostarse, su retoño le dio un beso de buenas noches y le dijo que le quería, como de costumbre, y al día siguiente era un desconocido que rehuía el contacto físico y apenas le dirigía la palabra. Había entrado en la adolescencia, y aquel padre pasó de ser un héroe a un pesado.

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LV

Según la cuestionada teoría generacional de Strauss-Howe, se repite un patrón de cuatro etapas que duran aproximadamente veinte años. En la cumbre, las instituciones son fuertes y el individualismo débil: tras la crisis precedente, una sociedad primaveral se ha unido para evitar la destrucción y confía en hacia dónde ir colectivamente. Llega el despertar estival: se ataca a las instituciones en nombre de la autonomía personal, los jóvenes son apasionados y creativos, ven la época anterior como una era sin interés y van a lo suyo, sin adaptarse a las normas.

Se repite un patrón de cuatro etapas que duran aproximadamente veinte años

En la etapa del desengaño, nadie cree en las instituciones, el individualismo se ha fortalecido al máximo y exige su propia libertad para disfrutar. Vuelve la crisis invernal: una guerra o revolución lo destruye todo y hace que renazcan las instituciones como respuesta a una amenaza percibida contra el conjunto. Se cierra el ciclo. Entonces llegará la cumbre, se reanimará el civismo, la cultura se dirigirá hacia los propósitos de la comunidad. Hasta que venga el despertar y etcétera.

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Parece una estructura optimista basada en las fases por las que pasamos a lo largo de la vida: en la infancia admiramos a nuestros mayores (las instituciones), de adolescentes queremos desvincularnos de ellos porque nos coaccionan, pasamos de esos carcas que no nos entienden, y acabamos exclamando “cuánta razón tenían” mientras nuestros hijos repiten el ciclo. Y si me parece optimista (y peligrosamente conformista y determinista), es porque, para sobrevivir hasta aquí, de pequeño necesitas atenciones sin sobreprotección, no puedes perderte en la adolescencia ni en las adicciones que te tientan, debes mantener una buena salud física, mental, social y medioambiental. Y no sé si ahora mismo se dan estas condiciones.

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