Es una hora grave para Europa. Nunca había sucedido que su tradicional socio del otro lado del Atlántico la dejara tirada para alinearse con el bando contrario en un conflicto bélico. Europa no puede esperar a que Donald Trump cambie de opinión o creer que se le puede convencer con los argumentos históricos de que la colaboración de los países occidentales ha dado siempre frutos provechosos para ambas partes. Trump ha humillado a Ucrania y ha apostado por Rusia, a pesar de que su país aún sigue formando parte de la OTAN y esta organización considera que Vladímir Putin es la principal amenaza que se cierne sobre la seguridad occidental.
A Europa no le queda otra que olvidarse de su amigo americano. Ya no puede contar con él para ayudarla a garantizar su seguridad como había hecho siempre. Es más, está en el otro lado. Con Putin. Por eso, tiene todo el sentido que la cumbre europea celebrada ayer en Bruselas confirme el plan de Ursula von der Leyen para un rearme de la UE. Los Veintisiete han aprobado la movilización de hasta 800.000 millones de euros para aumentar el gasto en seguridad. El plan ofrece préstamos con deuda común para facilitar las inversiones a los diferentes países. La Administración europea se está moviendo rápido y con firmeza para acallar la tradicional imagen de ser una lenta maquinaria burocrática.
A la misma hora que se celebraba la cumbre, el ministro de Asuntos Exteriores español, José Manuel Albares, participaba en los Foros de Vanguardia, y dejaba claro el compromiso de la UE con Ucrania. Europa no va a dejar de prestar ayuda a Volodímir Zelenski, aunque Trump le haya retirado la suya. Albares destacó que mientras Ucrania quiera, los países europeos le seguirán ayudando para defenderse de la agresión rusa. Continuarán con su apoyo militar, las sanciones a Rusia y la acogida de refugiados que sean necesarios.
Pero el rearme europeo no está pensado solamente por el conflicto de Ucrania. El mundo ha entrado en una nueva fase inédita en la historia en la que Europa está sola y Rusia es una amenaza real. A partir de ahora debe valerse por sí misma y de forma rápida. Y como dijo el ministro Albares, “Europa ha de ser consciente de lo fuerte que es”.