Morir de otra manera

Mañana, RTVE estrenará el documental 7.291, dirigido por Juanjo Castro, sobre las muertes en residencias madrileñas los días más duros de la pandemia. Ese uno al final de la cifra singulariza a cada víctima. Alguien lee: “Siete mil doscientas noventa y mi madre”. Otros ven en ese uno a su padre, a su abuelo. Fui a visitar a mi abuela poco antes del confinamiento. La covid hacía estragos en Italia y ella estaba preocupada porque no le parecía que hubiera controles para evitar la entrada del coronavirus en el centro.

COVID en residencia de mayores, ancianos, vejez
JCCM
25/08/2021

  

JCCM

Mi abuela leía el periódico cada día, veía las noticias cada noche, siempre le gustó estar informada. Decidió ingresar en una residencia de Madrid a los 88 años, sus hijos iban a verla todas las semanas. Como en su casa llevaba bastante tiempo hablando únicamente en francés, se había olvidado del castellano. Lo recuperó sin darse cuenta. En una visita anterior, me contó delante de todo el mundo que se había suscrito a El País porque aquello estaba lleno de pijos de derechas y solo llegaba el Abc. Al decirle entre risas que bajara la voz, respondió que total no la entendían, convencida de estar hablando en francés.

A mi abuela no le parecía que hubiera controles para evitar la covid en la residencia

Echaba de menos un poco de vino en las comidas y creo que eso se solucionó (ahora me reñiría, si lo leyera). Su habitación con baño individual tenía una cama, un escritorio con fotos familiares y libros, armario, butaca, televisor y vistas a un jardín. Cuando la cosa se puso fea, no podía salir de aquellos escasos metros cuadrados. Un auxiliar le llevaba el desayuno, la comida y la cena. Pasaba sola el resto del tiempo.

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Morir de otra manera

La llamé a principios de mayo y estaba harta: “A ver si Pedro Sánchez nos deja salir”. A finales de aquel mes, en su comparecencia de los jueves, el presidente dijo: “Quince días más”. Y el viernes mi abuela abandonó. Por fechas, mi abuela no forma parte de las 7.291 personas que murieron al no ser trasladadas por los protocolos de la Consejería de Sanidad. Tampoco se cuenta en el total de 9.470 fallecidos que hubo entre el 1 de marzo y el 30 de abril en las residencias de mayores de Madrid, ese 21,5% de los que ocupaban plazas (la cifra duplica la de otras comunidades). En cualquier caso, me hace pensar en todos ellos. No se iban a morir igual, como dijo la presidenta Isabel Díaz Ayuso; podrían haber muerto de otra manera.

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