¡Qué difícil es evitar los extremos en tiempos de polarización! Por un lado, tenemos aquellos que se apropian del “No a la guerra”, frente a quien señala la imperiosa necesidad de abordar la debilidad de Europa ante la amenaza rusa y el desdén de Trump. Por otro, hay quienes quieren aprovechar el momento actual para que el rearme europeo se haga a costa del Estado de bienestar.

Los primeros dibujan una línea divisoria entre los pacifistas, ellos, y los que alertamos de la necesidad de dotar a Europa de autonomía estratégica ante la amenaza rusa y el desprecio de Trump. Me pregunto cómo se puede denunciar las masacres del criminal Netanyahu a la vez que se minimiza que, en la Rusia de Putin, se asesina a periodistas como Anna Politkóvskaya y se encarcela hasta su muerte a oponentes como Alexéi Navalni. Putin invade países y comete atrocidades como la carnicería de Bucha.
¿Es que los que se proclaman pacifistas piensan que, en Polonia o las repúblicas bálticas, solo con levantar la bandera del “No a la guerra” van a estar a salvo del imperialismo ruso? ¿Es que creen que declarando nuestro pacifismo frenaremos las campañas de desinformación en los procesos electorales del continente, como sucedió en Alemania y Rumanía?
Debilitar el sistema social para financiar la defensa sería un disparate
Es obvio que Europa debe consolidar su autonomía estratégica. Y es cierto, como defiende España, que hay que abordar la seguridad en un sentido amplio. Del mismo modo, es pertinente subrayar cuán absurdo sería destinar el dinero de ReArm Europe a enriquecer la industria armamentística norteamericana. Como también hay que alertar de que debilitar el sistema social para financiar la defensa sería un disparate.
Decía The Economist que Europa supone el 7% de la población mundial, el 25% del PIB y el 50% del gasto social mundial, para defender, a continuación, recortes en bienestar para financiar el rearme. ¿Es que no se dan cuenta de que recortar prestaciones cuando el malestar social recorre Europa sería un suicidio político que pondría la alfombra roja a los ultras? Hacen falta matices, más centralidad y menos lecturas partidistas para sacar tajada política. O lo entendemos de una vez, a izquierda y derecha, o Trump y Putin disfrutarán viendo como nos tiramos los platos a la cabeza mientras despliegan de forma implacable una agenda en la que ambos tienen a Europa en el punto de mira.