Elixir de juventud

Elixir de juventud
Profesor de Economía del Iese

Leo en una revista que lograr que el hombre viva muchos años más está ya al alcance de la mano. Esperemos que lo mismo pueda decirse de nuestra democracia. Pronto cumplirán medio siglo nuestras instituciones democráticas. Una mirada nos sugiere que no están envejeciendo bien. Algunos ejemplos: un día de estos se oía decir en los pasillos del Congreso que ninguna norma española pasaría por encima de los intereses de los payeses de Catalunya, declaración por lo menos sorprendente en boca de una diputada del mismo Congreso. No mucho más tarde, una vicepresidenta del Gobierno declaraba estar buscando votos para derrotar una propuesta de ley salida del Consejo de Ministros. ¿Tanto cuesta callar, o dimitir, si en conciencia una no está de acuerdo?

Un tercer ejemplo lo ofrecen los procedimientos abiertos contra el entorno del presidente del Gobierno, que no parecen tener otro objetivo que desgastar su imagen pública. A primera vista, parece que nuestra democracia está perdiendo facultades. ¿Podemos hacer algo para evitar que pase de la edad madura a la demencia senil?

MADRID, 19/03/2025.- El presidente del Gobierno, Pedro sánchez, durante una de sus intervenciones en la sesión de control al Ejecutivo este miércoles en el Congreso. EFE/ JUAN CARLOS HIDALGO

  

JUAN CARLOS HIDALGO / EFE

Una democracia necesita de ciertas instituciones, que nosotros ya tenemos, pero su calidad depende sobre todo del espíritu que anima a los representantes del pueblo, a su gobierno y al poder judicial. Volvamos a la transición, que estuvo guiada por dos sentimientos, la ilusión y el miedo: unos pensaban que había que ir más lejos en todo, otros recordaban que, como en el juego del siete y medio, si te pasas es peor. La combinación de ambos sentimientos fructificó en una conducta prudente, y la transición fue calificada por muchos de ejemplar. Eso fue entonces. Hoy, el miedo ha desaparecido, mientras que de ilusión solo queda algún rescoldo en el lado izquierdo del hemiciclo.

Es una lástima. Ante un mundo nuevo, en gran parte desconocido, algo de miedo –antes se le llamaba respeto– sería muy útil para mantenernos despiertos, porque motivos no nos faltan. Pero falta la unidad que nos permitiría adaptarnos a algunos cambios y hacer frente a otros. Falta en Europa, dividida ante la perspectiva de una guerra con Rusia, que sería, en esencia, una guerra civil; dividida ante las amenazas del cambio climático y escéptica frente a la información que reciben sus ciudadanos. También falta en España.

Para alcanzar la unidad, cada uno ha de sacrificar algo de su interés personal en aras del bien de todos

Puede que el teatro parlamentario, que ha llegado a límites que solo hoy parecen insuperables, exagere el verdadero talante de una sociedad cansada de contemplar tanta bronca con tan magros resultados, cada vez menos sensible a la información publicada y, en el fondo, cada día más indiferente. Mala cosa si es así, porque las instituciones se mantienen vivas por el interés de sus ciudadanos. Faltando este, son como las cáscaras huecas de los regímenes totalitarios. Y son las instituciones vivas las que pueden protegernos de conflictos violentos.

Falta también la ilusión, y eso que tenemos algunas buenas razones para mantenerla. Por una parte, la marcha del país, tanto económica como social, es bastante satisfactoria; por otra, hemos sufrido sin graves perjuicios los desmanes que, dice cada partido, el otro ha cometido. Pero el caso es que, después de hablar cada día de lo necesario que es mantenernos unidos, olvidamos que un ingrediente indispensable para la unidad es la capacidad de cada uno de sacrificar algo de su interés personal en aras del bien de todos.

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Mensajes para Europa

Alfredo Pastor
BERLIN, GERMANY - FEBRUARY 24: Friedrich Merz, chancellor candidate of Germanyâ#{emoji}128;#{emoji}153;s Christian Democrats (CDU/CSU), speaks to the media the day after German parliamentary elections on February 24, 2025 in Berlin, Germany. The CDU/CSU won with 28.5% and will seek to form a government coalition. (Photo by Maja Hitij/Getty Images)

Sin el propósito de contribuir al bienestar de los demás no hay unidad ni felicidad posibles. Ese ingrediente está ausente en nuestra política: butacas y micrófonos pasan primero. Es verdad que el aire de los tiempos, al aislarnos unos de otros y disolver las comunidades tradicionales, favorece ese olvido; es verdad que esa capacidad de pensar en los demás va en contra de la lógica del mercado que todo lo invade, pero hay que tener presente que nuestra conducta solo debe regirse por esa lógica cuando se trata de comprar y vender. Las múltiples dimensiones de nuestra vida no están sujetas a ella. Es necesario tomar conciencia de la tendencia al aislamiento e ir en su contra. Sin miedo se muere joven; sin ilusión es triste la vejez. Lo que es cierto de las personas lo es de sociedades como la nuestra. Por eso se pregunta uno: ¿cuántas danas harán falta para que nosotros mismos demos ejemplo de solidaridad, ese elixir de juventud de toda democracia?

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