Todos cuantos vieron ayer la intervención de Felipe VI en un acto con empresarios en la Casa América de Madrid se sorprendieron al ver su aspecto. El mentón y la mandíbula muy colorados, el entorno de los ojos y la frente, más claros. Él mismo explicó su singular semblante desde la tribuna: “Esto es lo que ocurre cuando uno no se protege adecuadamente”.
Felipe VI ha pasado el fin de semana esquiando en Aragón, en la estación de Formigal, donde las últimas precipitaciones han dejado las pistas en perfecto estado para este deporte, pero el cielo despejado que ha seguido a las tormentas ha hecho que la radiación solar haya sido especialmente intensa. Ni el Rey se libró.
La nieve refleja hasta el ochenta por ciento de la radiación de modo que, en condiciones como las de este fin de semana en Formigal, la piel se somete a una intensa insolación. La desprotección del Rey sirvió para que un puñado de dermatólogos se hicieran ayer un hueco en páginas más o menos virales explicando cómo evitar lo que le ha ocurrido a Felipe VI.