Es pronto para calibrar aún los efectos del devastador plan arancelario de Donald Trump, pero la primera respuesta de las bolsas mundiales es significativa: gana el rojo. Especialmente dura ha sido la caída de Wall Street, que ha sufrido la peor jornada desde septiembre del 2022. A los inversores les gusta pisar tierra firme y, cuando se producen sacudidas como la generada por Trump, su primera reacción lógica es la del enfriamiento y esperar a ver que amaine la tormenta. Hay quien ha optado por abandonar la bolsa estadounidense y refugiarse en otros mercados más tranquilos. Por eso, las bolsas europeas han resistido mejor y, más concretamente, el Ibex ha aguantado relativamente bien.
La respuesta de la UE ha sido contundente en las palabras, pero prudente en los hechos. Seguramente habrá una respuesta a la altura de la andanada de Trump, pero se quieren estudiar bien los efectos que vaya a tener en la economía estadounidense. Es importante que los Veintisiete muestren su unidad y, en este sentido, hay que destacar el discurso de la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, que hizo un Fuenteovejuna al decir que Europa está al lado de todos los afectados: “Si te enfrentas a uno de nosotros, te enfrentas a todos nosotros”. El presidente francés, Emmanuel Macron, fue más por libre y se pronunció abiertamente por suspender las inversiones europeas en EE.UU. hasta que se aclaren bien las consecuencias de los aranceles. Pero no parece que esta vaya a ser la respuesta europea.

Un 'trader' corre en la bolsa de Nueva York.
Lo que es evidente es que la errática y agresiva política de Trump tendrá consecuencias negativas para todo el comercio mundial. Nada nos gustaría más que poder decir que Europa puede salir fortalecida de esta crisis, pero lo más normal es que, al igual que las economías del resto del mundo, vaya a verse perjudicada por este desafío. Ahora bien, donde muchos expertos y consultores coinciden es en señalar que, a diferencia del discurso trumpista, quien más puede perder es la propia economía americana. De momento, Trump ha jugado en su ruleta y le ha salido todo al rojo.