En la madrugada del domingo, un dron del ejército israelí lanzó un proyectil sobre una tienda que se había instalado frente al complejo médico Naser, en Jan Yunis, Gaza. El proyectil provocó la muerte de diez personas, entre ellas un periodista. El ataque dejó otros nueve muertos.
La vida de un periodista no tiene más importancia que la del resto de víctimas de un conflicto, pero denota una voluntad de silenciar los hechos por parte de los agresores. En este caso, la existencia de periodistas en la tienda era del conocimiento de los atacantes, según ha explicado Reporteros sin Fronteras (RSF), que ha tachado de “noche de horror” lo que sucedió junto al hospital.
Desde la llegada de Trump a la Casa Blanca, el ejército israelí ha aumentado la intensidad de sus ataques y su crueldad, tanto en Gaza como en Cisjordania. La muerte deliberada de menores o los ataques al personal médico y sanitario revelan una creciente percepción de impunidad por parte del más fuerte y la desaparición de líneas rojas en este conflicto tan cruel.