El trascendente viaje de Sánchez a Pekín

El presidente del Gobierno español realiza un viaje oficial a China en el momento álgido de la guerra comercial declarada por Donald Trump al mundo, y muy especialmente al gigante asiático. Pedro Sánchez lle­gará a Pekín este jueves, justo el día en que el país asiático debe empezar a aplicar sus duras represalias comerciales a Estados Unidos, con una imposición histórica de aranceles del 34% a todas sus importaciones. Es el mismo porcentaje que Trump ordenó imponer a todos los productos chinos que entraran en su país, aunque el presidente norteamericano amenazó ayer con elevarlos al 104% de persistir la respuesta china. La tensión entre las dos primeras potencias es máxima.

El viaje de Sánchez a la segunda economía mundial es el primero que lleva a cabo un presidente europeo en estos momentos de máxima preocupación internacional, como refleja el hundimiento histórico que registran las bolsas de todo el mundo, incluidas las europeas, durante estos días. Pero Sánchez no visita Pekín como representante de la Unión Europea, aunque esté en coordinación con Bruselas, ya que su viaje estaba programado desde hacía tiempo para tratar de las relaciones políticas, económicas y comerciales bilaterales entre China y España.

Ello no evita, sin embargo, que el presidente español ejerza de canal de diálogo entre Europa y los dirigentes chinos. Al margen de la guerra comercial hay otras cuestiones geopolíticas de primer orden para tratar, como son la invasión de Ucrania o la guerra en Oriente Medio. Será la tercera vez que Sánchez se reúna en China con el presidente Xi Jinping, después de sus visitas en marzo del 2023 y en septiembre del 2024. Para España es muy importante estrechar relaciones con Pekín, socio de primer orden de Europa. Al margen de las cuestiones comerciales, se van a abordar también varios protocolos para reforzar los lazos económicos e institucionales y concretar una próxima visita de los Reyes a China.

El presidente español se reunirá con Xi Jinping en plena guerra comercial con Estados Unidos

El momento en que se efectúa el viaje, en cualquier caso, es diplomáticamente delicado, porque puede verse desde Washington como una toma de partido de España por Pekín en el conflic- to entre las dos potencias. Por ello, desde la Moncloa se ha puesto especial énfasis en señalar que la visita del presidente del Gobierno a China y Vietnam no es una respuesta a Trump, ni contra él, porque ya estaba prevista de antemano, aunque reconocen que adquiere una relevancia especial dada la situación.

El principal objetivo que busca Sánchez con su viaje es reducir el desequilibrio comercial entre España y China, por un lado, y entre España y otro país que visitará estos días, Vietnam. Al igual que le sucede a Estados Unidos, China es el país con el que España tiene un mayor déficit comercial, con mucha diferencia con respecto a los demás, lo que supone un grave desequilibrio que conviene corregir. Sánchez, sin embargo, no contempla la necesidad de frenar con aranceles las importaciones chinas, algo que en cualquier caso dependería de Bruselas, sino que quiere negociar nuevas vías de acceso para los productos y los servicios españoles en la economía del gigante asiático.

Las empresas españolas, como las del resto del mundo, deben afrontar grandes dificultades para entrar en el mercado chino, ya que está sometido a muchas regulaciones para evitar la competencia exterior. Como dijo ayer Trump, y en este caso con cierta razón, China ha sido el país más beneficiado por la libertad de comercio mundial existente.

El objetivo de la visita es abrir vías para lograr una mayor exportación a China de productos españoles

En el caso de España, según datos del Gobierno, las importaciones españolas procedentes de China ascendieron a 45.000 millones de euros en el 2024, mientras que las exportaciones fueron tan solo de 7.400 millones. Eso implica que el déficit comercial con China es de 37.600 millones de euros, cantidad que representa la mayor parte del desequilibrio comercial exterior de España. Con respecto a Vietnam las cifras son lógicamente muy inferiores, dada la dimensión del país, pero el déficit comercial con ese país también es, relativamente, muy elevado. De Vietnam España importó en el 2024 productos por valor de 5.200 millones de euros, mientras que las exportaciones solo representaron 530 millones de euros, lo que supone un déficit de 4.670 millones de euros.

Lograr una mayor apertura de los mercados de China y Vietnam para las empresas españolas sería una importante vía alternativa para compensar la reducción de exportaciones al mercado estadounidense que comporta la adopción de aranceles a los productos europeos. Hay que confiar en que los dirigentes chinos sean sensibles a ello, en unos momentos en que están interesados en ampliar su influencia internacional frente a EE.UU.

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