Erdogan y la Turquía de Elif Shafak

LOS TRABAJOS Y LOS DÍAS

Son tiempos revueltos y Turquía es uno de sus protagonistas no sólo por el papel que juega internacionalmente en Europa, Oriente Medio y con su aliado Putin, que es un buen modelo de autocracia y capacidad de durar un cuarto de siglo en el poder como desea Erdogan. El presidente de Turquía, Recep Tayyip Erdogan, ganó la alcaldía de Estambul en 1994 desde un partido de orientación islámica, Refah Partisi, hasta finales de 1997. Con el abandono de posiciones políticas abiertamente islamistas por las que tuvo que renunciar a la alcaldía, fundó el Partido de la Justicia y el Desarrollo en 2001, ganador de las elecciones generales de Turquía de 2002. Fue primer ministro 2003 y desde el 2014 es el presidente de la república turca, cargo en el que pretende continuar tras las próximas elecciones.

La detención del actual alcalde de Estambul, Ekrem İmamoğlu, hace unas semanas, estaba anunciada y formaba parte de un “plan calculado y minucioso” para neutralizar a quien es considerado como el principal rival de Erdogan en las elecciones presidenciales que deben celebrarse en 2028, denunció en un artículo en el sitio web Tehran Times, Gönül Tol , profesora del Instituto de Estudios de Medio Oriente de la Universidad de George Washington (EE.UU.). Esta detención llegó el día en que su partido, (CHP) Partido Republicano del Pueblo, le declaró oficialmente candidato presidencial. Fue enviado a la prisión de alta seguridad de Silivri y unas 900 personas fueron detenidas, incluso fotoperiodistas que cubrían los acontecimientos.

La profesora añade que el alcalde es una figura política muy popular. “Atrae no sólo a la gente del principal partido opositor, sino a un grupo mucho más amplio: conservadores turcos, nacionalistas y kurdos. De forma similar a Erdogan, es alguien que puede cultivar una relación especial con los votantes. Es joven y carismático. Todo esto lo convierte en un rival formidable. En las encuestas, İmamoğlu está por delante de Erdogan. Esto supone un peligro para el presidente. Pero la única arma que tiene el principal partido opositor son las protestas. No pueden luchar contra Erdogan en los tribunales controlados por él y no tienen muchas salidas para esta situación. Por eso, para la oposición es fundamental mantener las protestas”

En relación con estas manifestaciones multitudinarias y pacificas que se suceden actualmente en Turquía a favor de İmamoğlu, la escritora turca Elif Shafak, que también escribe en inglés, manifiesta la importancia de la participación de las mujeres, pero sobre todo de los jóvenes. En la revista Opinion Life & Arts, este 5 de abril, dice: “El humor no es cosa de risa en Turquía; es un mecanismo para lidiar con el estrés y la represión. Lleva consigo una profunda melancolía. Uno de nuestros chistes recurrentes estos días es el siguiente: un periodista encarcelado pregunta a los guardias de la prisión si podría tener algunos libros para leer y pide una novela en particular. “No, no tenemos esa novela”, responden. “Pero sí tenemos al autor”.

La escritora turca Elif Shafak

La escritora turca Elif Shafak

En este mismo artículo, la escritora comenta que “las mujeres desempeñan un papel crucial en estas protestas porque las mujeres turcas de todos los orígenes saben que cuando un país se desliza hacia la autocracia, los derechos de las mujeres serán de los primeros en perderse. El partido Justicia y Desarrollo (AKP) de Erdoğan se ha retirado del Convenio de Estambul, un tratado internacional que protege a las víctimas de violencia doméstica. Esto en un país donde los feminicidios y la violencia contra las mujeres han ido en aumento”. Y añade Shafak: “Pero es la juventud turca la que ha estado al frente de las protestas. Se trata de una nueva generación que quiere vivir con dignidad, libertad y democracia. Quieren el cambio. También son brillantemente creativos. El vídeo de un manifestante disfrazado de Pikachu escapando de la policía antidisturbios se hizo viral en todo el mundo. Otra imagen impactante fue la de un manifestante que llevaba una máscara de gas y una túnica derviche girando lenta y tranquilamente mientras era rociado con gas pimienta”.

Un manifestante ataviado de derviche es reprimido con gas pimienta en Estambul, el 23 de marzo de 2025

Un manifestante ataviado de derviche es reprimido con gas pimienta en Estambul, el 23 de marzo de 2025

Reuters / Umit Bektas

Como dice la escritora, una nueva generación está encontrando formas brillantes y creativas de oponerse al arresto del alcalde Ekrem İmamoğlu. Turquía ha sido durante mucho tiempo uno de los peores carceleros del mundo de profesionales de los medios de comunicación, académicos y activistas de derechos humanos; ocupa el puesto 165 entre 180 países en el Índice Mundial de Libertad de Prensa de Reporteros Sin Fronteras (2023). Tiene una de las poblaciones carcelarias más altas de Europa.

Elif Shafak (1971) ha publicado 23 novelas, es feminista y activista pero sobre todo se interesa en relatar el multi culturalismo que existe en Oriente Medio y concretamente en Turquía. Escribe en diferentes redes y publicaciones y ha dado varias entrevistas. Como una de las últimas en The Guardian donde explica que le interesa mezclar Oriente y Occidente, la historia popular con el canon europeo. “Quiero que mi ficción construya puentes, pero mi corazón siempre se dirige a las periferias: a personas cuyas historias no conocemos, verdades que han sido borradas —dice Shafak—. En cierto modo, este es mi propio viaje, debido a cómo evolucionó mi vida. Ninguno de nosotros encaja en una sola categoría, pero yo tengo una multiplicidad”.

Hija de un filósofo y una diplomática turcos, nació en Estrasburgo, pero hasta los 10 años fue criada en Ankara por su abuela materna y pasó su adolescencia en España, Jordania y vivió en Estados Unidos durante su formación universitaria. Para esta autora, las novelas son fundamentales. «En muchos sentidos», dice, «creo que la ficción es el antídoto a nuestros tiempos extremadamente polarizados y fragmentados. Es un espacio donde aún podemos mantener conversaciones con matices, tener múltiples pensamientos a la vez, abordar temas difíciles y reflexionar con calma. Reflexionar con calma, porque siempre nos precipitamos al juzgar. Se trata de empatía, de intentar ponerse en el lugar del otro, de convertirse en esa persona durante unas horas a lo largo de unos días. Creo que es un ejercicio humilde y muy bueno para el alma».

Desde 2015 vive en Londres, tras publicar sus primeras novelas en turco, decidió pasarse al inglés. «Llegó un momento en mi vida en el que me sentí asfixiada», dice. «Pero fue algo muy aterrador, porque no eres nadie. Tienes que empezar de cero. Al mismo tiempo, paradójicamente, fue liberador, porque ser novelista en Turquía es realmente difícil, y ser mujer lo es aún más. Todo lo que dices, todo lo que escribes, puede ser atacado, puesto en la mira; puedes ser juzgada, exiliada, encarcelada; las palabras pesan, ¿sabes? Escribir en otro idioma me dio la distancia cognitiva que necesitaba para poder observar más de cerca mis orígenes».

Quisiera destacar algunas de sus novelas escritas también escritas en inglés porque son las que he leído, aunque hay bastantes más traducidas al español, (The Bastard of Istanbul) La bastarda de Estambul,2009; (The Honour) El fruto del honor, 2012 y (Architect's Apprentice) El arquitecto del Universo (2016).

En su primera novela por las referencias al genocidio armenio, La bastarda de Estambul, Shafak fue acusada en Turquía “de insultar al pueblo turco” bajo el Artículo 301 del Código criminal turco. El caso fue desestimado en junio de 2006. Sin embargo, los acusadores volvieron a abrir el caso en julio de 2006 y Shafak estaba en riesgo de afrontar tres años de prisión, al igual que su traductor y editor. El 21 de septiembre de 2006, el caso renovado contra Shafak también fue desestimado por falta de pruebas. El fruto del honor, la historia de una familia kurdo-turca que se traslada a Londres en los años 70 sirve de motor narrativo para contar el difícil encaje de tradiciones distintas.

Sobre la novela El arquitecto del Universo, aprovecho la información que dio la propia Elif Shafak a la salida de su libro en 2016 en Point de vu: “El verdadero alivio llega con mi amor sufí que narra el encuentro entre el poeta del siglo XIII Yalal ad-din Rumi y el famoso derviche Shams de Tabriz. No soy religiosa. Pero me gusta la espiritualidad. Por eso disfruto visitando lugares sagrados. Y Estambul está llena de mezquitas. Más de tres mil en total”. Por suerte, el arquitecto Sinan -protagonista de la novela- vivió casi cien años y se convirtió en uno de los constructores de templos más prolífico. “Sus cúpulas son incomparables, geométricamente perfectas y matemáticamente diseñadas para desafiar los siglos. Estos tejados trazan círculos en el cielo de la ciudad, que recuerdan un poco los movimientos de los derviches en trance. Me gusta el símbolo de la brújula que Rumi usa para evocar su estado mental: un pie fijo en su fe, el otro circulando entre las setenta y dos naciones. Quisiera que mis ficciones fueran, en esta imagen, una oda a Turquía, a Estambul”.

Acaba de publicarse en español la novela más reciente de Elif Shafak “Hay ríos en el cielo”, una historia de tres personajes, dos ríos y un poema. Los ríos son el Támesis y el Tigris, y el poema es Gilgamesh. En la última novela de la escritora turca, una gota de lluvia sube y baja a través de milenios. En Nínive, en el siglo VII a. C., cae sobre la cabeza de Asurbanipal, un rey cuya obsesión es construir una gran biblioteca que salva la epopeya mesopotámica de Gilgamesh de la destrucción por blasfemia; en la Constantinopla del siglo XIX, cae sobre Arturo, quien acaba de llegar en misión oficial para encontrar una sección extraviada de la epopeya, que representa un diluvio pre bíblico. Reaparece como la última gota de agua en una botella que los aterrorizados yazidíes del siglo XXI llevan consigo en su huida de la masacre hacia las áridas montañas de Irak.

Portada del libro 'Hay ríos en el cielo', de Elif Shafak

Portada del libro 'Hay ríos en el cielo', de Elif Shafak

Cuando la novela apareció en noviembre en inglés la escritora turca manifestó: “Los yazidíes son una de las minorías más difamadas, incomprendidas y maltratadas por casi todas las culturas o religiones que los han rodeado a lo largo de la historia, y son una comunidad muy delicada, vulnerable y hermosa”, dice Shafak. “Quiero hablar de esto porque, en este momento, podría haber cerca de 3.000 mujeres y niñas yazidíes aún desaparecidas. Y muchas de estas mujeres están cautivas en, entre comillas, hogares normales en Turquía, Siria, Irak y Arabia Saudí”. Pero Shafak quería que una gota de agua fuera el tema central y explica por qué “cuando hablamos de crisis climática, hablamos de una crisis de agua dulce, que afecta a todos, pero en algunas partes del mundo es especialmente grave. Siete de los países con mayor escasez de agua se encuentran en Oriente Medio y el norte de África, y tiene graves consecuencias para las mujeres y las personas en situación de pobreza”.

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