De la misa a la mesa: la intrahistoria de la Sede Vacante

Análisis

Ningún lugar es más útil para tomar el pulso al Vaticano que los comedores públicos. Junto al cuartel de la Guardia Suiza está la mensa, comedor de los trabajadores del pequeño barrio-estado. También está la cafetería que comparten quienes trabajan en la Biblioteca y el Archivo, en el interior de una gruta. Es uno de los lugares más exquisitos, donde reponen fuerzas las ganadoras del duro curso de paleografía y archivística, que es muy selectivo. Luego están los comedores del seminario y el de las dos comunidades, la del monasterio y la de la tipografía, pero esos ya son privados, como las del cuartel de la Guardia Suiza y la Gendarmería Vaticana.

Finalmente, en el interior de la Casa Santa Marta está el comedor por excelencia del Estado del Vaticano, el de los trabajadores de su arrendador, la Santa Sede. Como curiosidad, las mesas de los trabajadores de la Secretaría de Estado no se mezclan por el resto por una razón muy sencilla: que nadie oiga las conversaciones de trabajo. No olvidemos que la contratación comporta siempre el compromiso del segreto ufficcio, del secreto profesional. Por eso, estos días los cardenales han tenido que formular un juramento similar, aunque sólo para la ocasión en adelante. De ahí su silencio en móviles y emails.

De la misa a la mesa: la intrahistoria de la Sede Vacante

De la misa a la mesa: la intrahistoria de la Sede Vacante

La Vanguardia

Estos días el segundo comedor se ha trasladado para dar cabida a los cardenales. Al no haber otros comensales, allí acaban de comentar lo que han hablado en el aula durante las congregaciones. En italiano, con acento romano, se llama Della messa alla mensa. Ambas cosas tienen la misma etimología, al menos en latín culto, porque en el vulgar la mesa era el altar mientras que la mesa era tabula. Cosas de que, como decía Raimon en su famoso concierto en Madrid, todos hablamos una variedad más o menos parecida del latín.

Estos días de Novendiali se celebran misas, por la mañana o por la tarde, y se come y cena. Es ahí donde se está realizando la auditoría a la Iglesia que representan las congregaciones. Y otro tanto harán durante el cónclave, cuando en esas mismas mesas acaben de perfilar al candidato idóneo. Pero eso no llegará hasta el día 5: ahora, hasta el domingo, rige el luto. Contentémonos con ver cómo la Florería, de la que hablábamos en otro artículo, empieza a adecuar la Capilla Sixtina al próximo cónclave, que empezará el día 7.

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