La Guardia Civil
detuvo el pasado
jueves en Girona a
un individuo que difundía vídeos de agresiones entre menores. El grupo,
que requería la autorización previa del administrador de
la cuenta para formar parte del mismo, tenía 164.000
seguidores.
El grupo tenía miembros activos que grababan y compartían escenas de violencia entre menores de edad. Una mujer cuya hija había sufrido una agresión y después apareció en un vídeo en ese canal, fue la que denunció ante la Guardia Civil la existencia de un chat de ese tipo.
Un agente policial se infiltró en el grupo para comprobar el funcionamiento antes de actuar con la detención del principal responsable y de un juzgado de Sevilla ordenara el cierre definitivo del canal.
Resulta llamativo que se pueda congregar un grupo tan grande a lo largo del tiempo para una actividad como esa sin que despierte sospechas y sin que la plataforma en la que operaba no llevara a cabo un control de sus contenidos.