Con Donald Trump todo es posible. Como escribía ayer Max Boot, editorialista de The Washington Post , “es un negociador inepto, pero es bueno reinventando el rumbo”. Nadie rectifica como él. Puede cambiar de opinión en 24 horas sin inmutarse. Pasar de ser aliado de Vladímir Putin a serlo de Volodímir Zelenski; anunciar unas subidas de aranceles espectaculares para rebajarlas días después; amenazar a Hamas con masacrarla y cerrar un acuerdo con esta organización para liberar a un rehén… En los días que lleva de presidente se amontonan los ejemplos de cambios absolutos de opinión.

El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, con el príncipe heredero saudí y el presidente de Siria, Ahmed al Sharaa
Por ello, no puede sorprender que, aprovechando su gira por Oriente Medio, se haya entrevistado con el presidente del régimen islamista de Siria, Ahmed el Sharaa, al que hace solo doce años la Administración norteamericana consideraba “uno de los terroristas globales” más peligrosos y al que le colgaron un wanted en el 2017 por el que recompensaban con 10 millones de dólares a cualquier persona que condujera a su captura. Es cierto que el Ahmed el Sharaa de hoy es muy diferente. Ha roto con Al Qaeda y ha liderado la revuelta siria contra el régimen de Bashar el Asad. Ya no viste largas túnicas y no tiene reparos en ponerse traje y corbata para los encuentros con políticos occidentales. Sin embargo, llama la atención que sea Trump quien se reúna con él y no delegue en ningún otro cargo de confianza de su Administración. Business is business . Y si para repartirse la futura Siria entre Turquía, Arabia Saudí y EE.UU. se trata de hacerse una foto, Trump no lo duda ni un momento.
En esta línea, el presidente estadounidense está aprovechando su gira para hacer lo que Washington ha resumido como “la mayor venta de equipos de defensa de la historia” que serán adquiridos por Riad. Pero, además, la familia de Trump tiene previsto hacer negocios para sus empresas en Arabia Saudí, Qatar y los Emiratos. En la comitiva del viaje figuran Elon Musk, Mark Zuckerberg y hasta el presidente de la FIFA, Gianni Infantino, entre otros grandes empresarios. Cuando lo importante es el negocio, lo de menos es con quién te ves
y cuántas veces tienes que rectificar.
Lo único que vale es el business .