De Cidade de Deus a De civitate Dei

El nuevo Papa

San Agustín confronta el modelo social basado en el egoísmo, la mentira y la injusticia con el modelo social basado en la solidaridad, la injusticia y la verdad

El papa León XIV ha pedido el cese inmediato del fuego en Gaza y en Ucrania y ha rezado para que se obre “el milagro de la paz”, este domingo 11 de mayo, durante su primer Regina Caeli, desde el balcón central de la basílica de San Pedro.

León XIV ha descrito el escenario geopolítico actual como una “tercera guerra mundial por partes”, en su discurso durante el primer domingo de su papado desde el balcón central de la basílica de San Pedro. 

El líder de la Iglesia reclamó el fin de las hostilidades en Ucrania y Gaza. De hecho, pidió un “alto el fuego inmediato” en Palestina y el regreso de los rehenes que Hamás mantiene retenidos.

El papa León XIV, en el balcón central de la plaza de San Pedro, durante el regina coeli del domingo pasado 

En 2022 los asistentes al estreno de Cidade de Deus, la película brasileña que se desarrollaba en la homónima y gigante favela de Río de Janeiro, se conmovían por el hecho de que incluso en las situaciones más trágicas puede haber una brizna de esperanza para la paz. En 2025 los embajadores de los países acreditados, recibidos por el Papa León XIV, se han conmocionado en la Sala Clementina al escuchar que en un mundo con 34 conflictos armados aún hay también esperanza para la paz. En ambos casos la paz no es sólo la ausencia de guerra, sino sobre todo la ausencia de violencia, desde el hogar o el trabajo hasta la ciudad o el país.

Muchos siglos antes, en el 412-426, san Agustín había escrito De civitate Dei, obra en la que confronta, usando la metáfora de una ciudad, el modelo social basado en el egoísmo, la mentira y la injusticia con el modelo social basado en la solidaridad, la justicia y la verdad. Parte de que sólo el bien coexiste en este mundo con el mal, pero que el esfuerzo conjunto puede hacer que prevalezca la paz si hay confianza en que la paz puede vencer a la violencia si el corazón vence al egoísmo. “He propuesto defender esta ciudad en contra de aquellos que anteponen los propios dioses a su fundador”, dijo el ciudadano romano nacido en Tagaste que fue obispo de Hipona. Hoy se le considera uno de los principales Padres de la Iglesia. Es una de las grandes obras del pensamiento universal, propio de un obispo que veía caer el imperio romano por su descomposición interna a causa de la falta de valores.

A diferencia de la homilía de inicio de pontificado

El discurso al cuerpo diplomático ha expuesto la propuesta de León XIV para el mundo

A diferencia de la homilía de la misa de inicio de pontificado, en que el papa expondrá su programa para la Iglesia, el discurso al cuerpo diplomático ha expuesto su propuesta para el mundo. León fue el discípulo más próximo de San Agustín, junto con su madre, santa Mónica, su maestro, san Ambrosio, y su malogrado hijo, Adeodato. Y su seguidor como agustino, León XIV, ha hablado hasta en siete del corazón. En el mundo hay muchas formas de pensar, pero sólo una forma de sentir. Salvo trastornos de la personalidad, estamos todos hechos de la misma pasta y buscamos lo mismo: vivir en paz. Por eso la palabra paz ha aparecido hasta en doce veces. Todo ello en un discurso breve, ordenado e impecable, propio de una formación sólida.

Paz, justicia y verdad. Esa es su triple propuesta, tríada de conceptos que, como en el Sermón de las Bienaventuranzas, puede ser leído empezando por el principio o haciéndolo por el final. Para los creyentes, la verdad lleva a la paz; para los no creyentes, la paz lleva a la verdad. Para ello ha propuesto una introspección personal para combatir la indiferencia. De nuevo el egoísmo, que anida en lo más profundo de la personalidad. Es desde esa experiencia (“mi propia experiencia de vida”) como se puede formar comunidades donde “compartir las alegrías y los dolores de la vida” para afrontar las cuestiones de nuestro tiempo.

Entre ellos ha diferenciado los problemas (“los pobres, los necesitados y los marginados”) de los desafíos “desde la protección de la creación hasta la inteligencia artificial”, pasando por las migraciones. Para ello es también necesario salir la autosuficiencia cultural para “traspasar los confines para encontrarse con personas y culturas diferentes para construir nuevos puentes con todas las personas de buena voluntad”. Y finalmente ha expuesto los medios para conseguir esa civilización del amor, dicho en términos agustinianos, porque “cada uno de nosotros, en el curso de la vida, se puede encontrar sano o enfermo, ocupado o desocupado, en su patria o en tierra extranjera. Su dignidad, sin embargo, es siempre la misma”.

La paz se construye en el corazón “arrancando el orgullo y midiendo el lenguaje, porque también se puede herir y matar con las palabras, no sólo con las armas”. La justicia se alcanza al superar “los numerosos desequilibrios que conducen a condiciones indignas de trabajo y a sociedades cada vez más fragmentadas”. Y la verdad “no es la afirmación de principios abstractos, sino el encuentro con la persona misma”. Para ello ha apelado a líderes responsables, porque “quien tiene responsabilidad de gobierno debe aplicarse para construir sociedades civiles armónicas”. La armonía es un tema clave para Asia, tanto en su dimensión del Índico como del pacífico. Es también el nexo entre el norte y el sur de América. Y es finalmente la clave para que Europa y África puedan relacionarse.

León XIV ha captado y expresado el estado de las cosas o, como diría León XIII, “las cosas nuevas”. El nuevo Agustín apuesta por personas con corazón, por sociedades con alma. En breve tendremos su primera encíclica. Pero desde hoy mismo tenemos ya a un líder mundial, capaz de impulsar una alianza de personas con corazón para convertir los barrios de favelas en barrios de chalés, porque tanto en Cidade de Deus como en De civitate Dei el amor es el principio armonizador de

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