La F-1 debe seguir en Montmeló

Oscar Piastri, piloto de la escudería McLaren, se proclamó ayer vencedor del Gran Premio de España celebrado en el Circuit de Catalunya, en Montmeló, situado a menos de 30 kilómetros de Barcelona. 126.000 personas asistieron como espectadores a esta competición automovilística, que en los últimos cuatro días ha atraído a un total de 300.000.

Este será el último Gran Premio de España que se celebre bajo tal nombre en Montmeló, circuito inaugurado en 1991, que ese año fue ya escenario de su primera competición oficial de F-1 y que durante treinta y cinco años consecutivos, hasta ayer, lo ha albergado, convirtiéndose en uno de los circuitos permanentes con más solera de la máxima competición automovilística a escala global.

El piloto asturiano Fernando Alonso, que ejerce como embajador del Circuit de Catalunya, fue taxativo al afirmar el pasado jueves que “la F-1 no se puede permitir perder el Circuit”. Estas declaraciones llegan cuando el futuro de la F-1 en Catalunya está en el alero. Madrid anunció en enero del 2024 un contrato con Liberty Media, la empresa norteamericana que controla la F-1, mediante el cual se asegura la denominación de Gran Premio de España para la carrera de F-1 en nuestro país, que a partir del año que viene y hasta el 2035 tiene previsto organizar en el circuito urbano de Ifema.

El Circuit de Catalunya albergó ayer su último Gran Premio de España, que en el 2026 irá a Madrid

Montmeló dispone de contrato firmado hasta el próximo año, cuando aún celebrará, bajo otra denominación todavía no confirmada, una carrera de F-1, con la que se solapará la de Madrid. Pero el futuro de la F-1 en Montmeló a partir de esa fecha está por decidir. Hay negociaciones en curso, y desde la Administración catalana se sugiere que van por el buen camino y están avanzadas. Aunque queda por saber si se optará por una ampliación de contrato de entre cinco y siete años más, consecutivos, caso de que eso sea factible, o si se optará por una carrera cada dos años, alternando la sede catalana con otra europea, por ejemplo Imola (en Italia) o Spa (en Bélgica).

Estas son dos de las posibilidades ahora sobre la mesa, sin excluir una tercera, la de la pérdida de la competición. Tal riesgo existe, porque el número de peticiones recibidas por Liberty de distintas ciudades de todo el mundo para ser anfitrionas de la F-1 supera al de carreras que integran el calendario anual. Y porque los países candidatos que se han integrado en el circo de la F-1 durante los últimos años –Arabia Saudí, Qatar, Abu Dabi, etcétera– pagan a Liberty un canon mucho más elevado que el de los circuitos veteranos, circunstancia que en la práctica blinda sus grandes premios.

En este punto, la gran pregunta es: ¿les conviene a Montmeló, a Barcelona y a Catalunya seguir siendo sede de un gran premio de F-1? La respuesta parece, en todos los casos, afirmativa. Es cierto que el circuito ha presentado durante años cuentas deficitarias. Pero también se estima que el impacto económico –de alrededor de 500 millones de euros–, laboral, turístico y de imagen que ofrece la F-1 no debe perderse. Y, asimismo, se considera que el hecho de haber confiado la gestión del circuito a Fira de Barcelona le abre nuevos y prósperos horizontes.

Avanzan las negociaciones para que la F-1 continúe corriendo en Catalunya en un nuevo Gran Premio

En la comarca del Vallès Oriental, el sector económico y en particular el hotelero concentra en buena medida sus esperanzas de negocio en el Circuit de Catalunya y las diversas competiciones que alberga. Para Barcelona, la F-1 constituye un poderoso reclamo. Así lo entiende el alcalde Collboni, que ha incrementado las ayudas al Gran Premio, a diferencia de lo que hizo su antecesora en el cargo, que las redujo. Y a escala catalana, se da una inusual sintonía entre formaciones como PSC, Junts y ERC, todas ellas conscientes de este impacto económico positivo y dispuestas a hacer los esfuerzos convenientes para conservar Montmeló como un escenario activo de la F-1.

Los próximos días o semanas serán decisivos. Vista la mencionada sintonía entre partidos políticos, parece aconsejable que se hagan todas las gestiones pertinentes para retener la F-1 en Montmeló. Al menos, mientras la F-1 siga teniendo el seguimiento popular del que goza ahora. Y mientras las autoridades crean que, para mantener el actual ritmo de crecimiento, ya destacado en el conjunto de la UE, Catalunya debe aprovechar todas las oportunidades que le ayuden a seguir estando presente en la escena continental. Y, en particular, oportunidades como la F-1, que a lo largo de los años ha probado su potencial y su largo recorrido.

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