Los empresarios siempre han estado bajo sospecha en España. Por ello no es de extrañar que nunca hubieran sido objeto de un homenaje por el papel que tuvieron en la transición. Evidentemente hubo muchos próximos al antiguo régimen, pero también hubo quien se movilizó para traer la democracia a nuestro país, como recordó ayer nuestro colega Mariano Guindal en un acto reivindicativo celebrado en el Congreso. El evento fue organizado por la Sociedad Barcelonesa de Estudios Económicos y Sociales (SBEES) de Foment del Treball y llegó bastante tarde, según admitió la también periodista Anabel Díez, concretamente 50 años después del inicio del proceso democratizador en España. Con sus luces y sombras, pero los empresarios democráticos recibieron ayer un homenaje tardío.

El acto celebrado ayer en Madrid
El acto derivó, no obstante, en una reclamación unánime de los empresarios participantes en el coloquio tanto al Gobierno español como al europeo para que su voz sea más tenida en cuenta. El foco principal fue el exceso de regulación que plantea Bruselas y la pérdida de peso de la industria que nunca ha sido una prioridad para los gobiernos europeos. El presidente de Repsol, Antoni Brufau, defendió el papel del empresario como creador de riqueza y señaló que este, a veces, se ve obligado a tener que “hacer bajar al suelo a los políticos” por sus erráticas decisiones. Brufau citó a Mario Draghi, la nueva biblia del europeísmo, que repite, siempre que tiene oportunidad, que “Europa está en emergencia industrial”.
Más contundente se mostró el presidente del Grupo Alibérico, Clemente González, que lamentó que las antiguas empresas del INI hayan acabado cerradas o en manos de grupos extranjeros y citó la “locura regulatoria europea” que le obliga a cerrar fábricas en España y no les deja otra opción que irse a Marruecos. La empresaria Rosa Clará, por su parte, puso el énfasis en las trabas del Estado autonómico que le obliga a enfrentarse a 17 regulaciones diferentes. En fin, fue un acto reivindicativo de los empresarios a la clase política en el mismo Congreso. Pero su voz solo llegó a los dos únicos políticos que asistieron: Francina Armengol y Roberto Bermúdez. Así se privaron de escuchar algunas frases como esta de Brufau: “La desafección existe porque los ciudadanos no se sienten bien representados”.