Liderazgos solventes

La capacidad de China y de los países árabes para exportar al mundo la sensación de seguridad y buen gobierno (a costa de libertades) corre en paralelo al ascenso de la extrema derecha, la polarización y el descrédito institucional en Occidente. Es por ello por lo que muchos creen­ que asistimos al ocaso de las democracias. Y eso que, como aprendimos de Juan J. Linz, allá por los años setenta, por mucho que arrecien las desigualdades o crezca el populismo, la quiebra de las democracias no está escrita en ninguna parte y, en consecuencia, su pervivencia es histórica, multifactorial y vinculada a las acciones concretas de los hombres, en especial de sus líderes. También sabemos que el criterio para colocar a un líder entre los memorables tiene que ver con haber sido un tipo ex­traordinario, formar parte de un gran país y defender una gran causa.

Dando por descontado que, al menos desde 1978, España es una gran nación de naciones, me temo que la continuidad de aquello en lo que creemos (paz, libertad, reconocimiento y progreso para todos) y por lo que hemos sido admirados este último medio siglo, nuestra gran causa, guardará una relación estrecha con nuestra capacidad para recuperar líderes honestos, a su vez dispuestos a desarrollarse con solvencia técnica y moral. Que casi al unísono José M.ª Aznar, Felipe González y Jordi Pujol hayan sentido la necesidad de advertirnos públicamente sobre ello es significativo.

MADRID, 14/05/2025.- El presidente del PP, Alberto Núñez Feijóo se dirige al presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, durante la sesión de control al Ejecutivo, este miércoles. EFE/Juan Carlos Hidalgo

  

JUAN CARLOS HIDALGO / EFE

Así, estos días hemos visto como Aznar avisaba a Alberto Núñez Feijóo que no se accede a la Moncloa yendo solo a la contra. También González y otros barones socialistas han recordado a Pedro Sánchez que gobernar no es solo resistir y que el liderazgo de una nación debe ser pragmático, pero también honesto y digno.

En clave estrictamente catalana, Pujol –y en cierta medida Artur Mas– han reclamado sentido de la realidad a sus líderes. Porque Esquerra y Junts llevan demasiado tiempo acomplejados intentando ser útiles sin parecer blandos o, igual de triste, conformándose uno con ser el brazo armado de ecologistas y sindicatos; el otro, una simple extensión de la patronal, eso sí, como las mejores consultoras, con oficina en Bruselas.

Practicar el seguidismo a la ultraderecha o la extorsión sin sentido al gobierno es propio de líderes sin rumbo

Debemos ser exigentes con nuestros líderes y aún más con sus planes de gobierno, a menudo más dedicados a comprometer al adversario que a resolver problemas reales. Cómo explicar, si no, que dos años después de la aprobación de la ley de la Vivienda, la ley estrella de la legislatura, esta solo se pueda testar en Catalunya, Navarra y siete municipios vascos. Una norma en principio tan importante, ¿y se aprueba sin el consenso mínimo que la hace practicable? Igual de cínico e inaceptable es que España revise su histórico antimilitarismo, plantee una ambiciosa reforma del sistema de financiación o incluso del modelo de Estado ninguneando a la oposición. Si se quiere que tengan recorrido, los grandes temas exigirán siempre grandes acuerdos. Hombres pequeños, solo son aptos para tiempos y retos pequeños.

Si Sánchez y Feijóo son honestos en sus propósitos para reformar la carrera judicial y fiscal, combatir la emigración irregular o resolver la falta de vivienda deben acreditar mínima capacidad de acuerdo entre ellos. Si Salvador Illa y los de Junts
–mande quien mande– son sinceros en su compromiso de renovación de las infraestructuras, de ampliación del aeropuerto o para impulsar la construcción de 50.000 viviendas, deben firmar acuerdos que lo hagan posible.

Lee también

Prejuicios arábicos

Santi Vila
The Qasr Al-Hokm metro station in Riyadh, Saudi Arabia, on Saturday, May 10, 2025. The de facto Saudi leader, Mohammed bin Salman, is preparingto welcome Trump back with agrand display of pageantry as the two looktomonetize their relationship. Photographer: Maya Anwar/Bloomberg

Cada­ uno fiel a sus matices ideológicos y a su recetario particular, pero sin desviarse de su palabra electoral. Porque fiar tu suerte al apoyo de las mayorías de investidura puede ser suficiente para conservar el poder, pero corroe la confianza ciudadana y polariza el alma colectiva.

En clave estrictamente local, a las puertas, por fin, de la amnistía que superará el tan desproporcionado castigo a los líderes del procés, es hora de dar paso a liderazgos
y proyectos motivadores y practicables. Porque como se ha visto, soñar despierto o, peor aún, practicar el seguidismo a la ultraderecha o la extorsión sin sentido al gobierno de turno son viajes a ninguna parte, propios de líderes sin rumbo. Nuestras democracias están asediadas, es cierto. Pero con líderes y proyectos mejores ni mucho menos estarán en vías de extinción.

Mostrar comentarios
Cargando siguiente contenido...