Tras el verano, y antes de que termine el año en curso, está previsto que se acaben las obras de la estación multimodal de La Llagosta, en el Vallès Oriental, una infraestructura que ocupa más de doce hectáreas y es presentada como el paradigma de una gran renovación en el sistema ferroviario de transportes de mercancías en España. Este equipamiento, con capacidad para convoyes de hasta 750 metros, es uno de los principales del conjunto de siete nódulos multimodales que impulsa Adif, seis de los cuales, según prevén directivos de esta entidad, podrían entrar ya en servicio en el 2026.
Tal iniciativa –sobre la que hoy informamos en el suplemento Dinero , dedicado a los cambios en la logística y los transportes– apunta a un cambio de tendencia en la escena española, en particular si recordamos su mayor implantación en el resto de Europa. A medio plazo el objetivo es situar la cuota del ferrocarril en el transporte de mercancías en el 10%, cuando en la actualidad ronda el 4%. Se trata de trabajar en pos de una mayor eficiencia, construyendo instalaciones en las que operen grandes grúas, similares a las de los puertos comerciales, que permitan optimizar el transbordo de contenedores desde los camiones hacia los convoyes ferroviarios, agilizando todo el proceso de transporte.
Las ventajas del transporte ferroviario son numerosas. Una de las principales es que contribuye a la reducción de emisiones y, por tanto, a la descarbonización. Cabe recordar, en este punto, que cada día cruzan la frontera franco-española alrededor de 14.000 camiones. La razón medioambiental es pues importante, como también lo es la de aliviar el tráfico rodado, por ejemplo en la AP-7, afectada por la desaparición de los peajes y el continuo incremento de los flujos de vehículos, que merman a diario su servicio y la sitúan con frecuencia al borde del colapso.
Adif ultima, entre otras, una estación multimodal de mercancías en La Llagosta
Pero hay otras ventajas. El tren es un medio que puede alcanzar velocidades superiores al camión, que no depende del estado del tráfico ni de las inclemencias meteorológicas, al menos no en la misma medida. Tiene además una gran capacidad de carga, pudiendo transportar el equivalente al número de contenedores que cargan decenas y decenas de camiones. Y, por último, suele ser más barato que otros medios de transporte, así como el más adecuado en los recorridos de larga distancia.
Las políticas comunitarias favorecen el transporte de mercancías ferroviario, asistido por una red de estaciones multimodales, que constituyen un importante progreso logístico en comparación con los métodos más tradicionales. Otra cosa es que se cuente ya con todos los medios requeridos para implementar este sistema. En España, las infraestructuras disponibles son claramente inferiores a las necesarias, ya sea por falta de recursos o por el desacuerdo sobre las prioridades, puesto que el esquema radial, dominante en tiempos pasados, conserva todavía inercia, pese a la evidente necesidad de completar el llamado corredor mediterráneo para dar cómoda salida hacia Francia y demás países europeos a los bienes que se producen a orillas del mar, desde Algeciras hasta los Pirineos.
Las ventajas en términos económicos, de eficacia y medioambientales de estas obras son claras
Y no podemos omitir otra dificultad: hay también obstáculos en países vecinos como la ya mencionada Francia, donde se mantienen tramos, por ejemplo el comprendido entre Perpiñán y Montpellier, con un trazado todavía inadecuado para garantizar la rapidez y regularidad de los convoyes.
Las dificultades existen, sí. Pero los beneficios de un transporte ferroviario de mercancías de eficacia optimizada son indiscutibles, motivo por el que todo progreso en esta dirección debe ser bienvenido. Algunas rutinas muy consolidadas tienden a resistirse a desaparecer cuando llaman a la puerta determinados cambios. Pero si tales cambios se fundamentan en la racionalidad y tienen consecuencias beneficiosas para el conjunto de la población, ya sea en términos medioambientales, económicos o de eficacia, o incluso en todos ellos a la vez, su implantación debe producirse cuanto antes. No se trata, obviamente, de enfrentar unos medios de transporte de mercancías con otros. Se trata de lograr que se complementen de la mejor manera posible, es decir, del modo más beneficioso para todos. Y, en pos de ese objetivo, trabajar por el logro de unas buenas autopistas ferroviarias es una opción más que acertada.