La guerra de Oriente Medio entra en una nueva fase

OPINIÓN

La guerra de Oriente Medio entra en una nueva fase
Richard Haass
Presidente emérito del Council on Foreign Relations (Consejo de Relaciones Exteriores).

Nos encontramos en la tercera fase de la crisis actual en Oriente Medio. En las dos fases anteriores, la iniciativa correspondió a Israel y luego a Estados Unidos. Ahora ha pasado a Irán.

Recapitulemos: en la primera fase, Israel, preocupado porque Irán se había acercado mucho más al desarrollo de armas nucleares, atacó emplazamientos militares, instalaciones nucleares y figuras de liderazgo iraníes. El Gobierno de Israel, más reacio al riesgo tras el ataque de Hamas del 7 de octubre, ya no estaba limitado por el miedo a las represalias de los representantes iraníes que había degradado ni por la capacidad de Irán para defenderse, que Israel también había debilitado.

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Israel atacó el pasado lunes Teherán 

AFP

La segunda fase de la guerra fue iniciada por Estados Unidos, que atacó tres instalaciones fundamentales para el programa nuclear iraní. Los bombarderos invisibles B-2 lanzaron varias bombas “antibúnker” sobre los complejos de enriquecimiento de uranio de Fordow y Natanz, mientras que los submarinos estadounidenses lanzaron misiles crucero Tomahawk contra las instalaciones nucleares de Isfahán.

Tanto para Israel como para Estados Unidos, se trataba de una guerra de elección: había otras opciones. Asimismo, los ataques fueron preventivos, no anticipatorios, en el sentido de que la irrupción nuclear iraní era una amenaza creciente, no inminente. No está tan claro por qué Estados Unidos actuó cuando lo hizo, salvo que la diplomacia parecía poco prometedora y existía la oportunidad de llevar a cabo la misión con un riesgo mínimo para las fuerzas estadounidenses. Dicho esto, tanto a Israel como a Estados Unidos se les había agotado la paciencia con Irán, que estaba enriqueciendo uranio a niveles que solo tenían sentido si su objetivo era desarrollar armas nucleares y no generar electricidad.

A Israel y EE.UU. se les había agotado la paciencia con Irán, que enriquecía uranio a niveles que solo tenían sentido para desarrollar armas nucleares

El presidente estadounidense, Donald Trump, afirmó que los ataques que ordenó fueron un éxito militar espectacular y que las tres instalaciones iraníes fueron completamente “arrasadas”. Esto aún está por verse. Normalmente, evaluar los daños causados por las bombas en tales circunstancias lleva algún tiempo, y es tanto un arte como una ciencia.

Más importante aún, el ataque podría haber tenido éxito en la destrucción de las tres instalaciones seleccionadas, pero fracasar en el sentido más amplio de eliminar los esfuerzos de Irán para desarrollar armas nucleares. De hecho, es casi seguro que este sea el caso, ya que Irán tuvo amplias oportunidades de trasladar uranio enriquecido, centrifugadoras avanzadas y otra tecnología relacionada con las bombas a múltiples lugares que por ahora se desconocen.

¿Qué debemos esperar entonces de Irán? Se está escribiendo mucho sobre las opciones de represalia de Irán. Irán podría librar una guerra cibernética contra objetivos en Estados Unidos o en todo el mundo. Podría organizar diversas acciones terroristas contra civiles, empresas y embajadas estadounidenses. Podría atacar a las aproximadamente 40.000 tropas estadounidenses en Oriente Medio, así como la infraestructura energética de sus vecinos árabes. Además, podría interferir en la navegación por las vías fluviales locales, ya sea directamente o a través de un apoderado como los hutíes de Yemen.

Pero no es evidente que Irán vaya a hacer nada de esto ahora. El “ataque” performativo a la base estadounidense de Qatar señaló que Irán quiere evitar una mayor escalada y exponerse a más ataques dirigidos contra su economía y sus líderes militares y políticos. En consecuencia, es probable que Irán se centre en apuntalar el régimen a nivel interno, para garantizar su supervivencia.

Es probable que Irán se centre en apuntalar el régimen a nivel interno, para garantizar su supervivencia

Con el tiempo, también cabe esperar que Irán intente reconstituir su programa de armas nucleares, ya que muchos allí juzgarán que los ataques israelíes y estadounidenses nunca se habrían producido si Irán hubiera poseído una fuerza nuclear disuasoria. Es poco probable que la diplomacia impida que Irán lo consiga, lo que significa que, con o sin alto el fuego, los ataques israelíes o estadounidenses bien podrían ser necesarios en cualquier momento y lugar en que se descubra que Irán está llevando a cabo trabajos relacionados con las armas nucleares.

Esta realidad llevará a muchos a argumentar que nada que no sea un cambio de régimen impedirá la eventual aparición de un Irán con armas nucleares, un hecho que supondría una amenaza existencial para Israel y llevaría a más países de la región a adquirir sus propias armas nucleares. No es de extrañar que ya se estén oyendo llamamientos a un cambio de régimen por parte de algunos en Israel y Estados Unidos.

En esta crisis de Oriente Medio, la iniciativa ahora está en manos de Irán

Pero el cambio de régimen es más fácil de decir que de hacer. Suele producirse cuando existe una oposición interna fuerte y organizada, un régimen que se desmorona o una potencia exterior dispuesta a derrocar a los dirigentes, ocupar el país e introducir un sucesor, y que pueda hacerlo. Ninguna de estas condiciones se da en Irán, lo cual implica que los extranjeros harían bien en basar su política hacia Irán en la suposición de que el Gobierno actual o algo parecido seguirá al mando en un futuro previsible.

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Es un hecho que solo hace falta una parte para empezar una guerra, pero que para terminarla hacen falta todas las partes implicadas. En esta crisis de Oriente Medio, la iniciativa ahora está en manos de Irán. Solo sus gobernantes pueden decidir si el ataque estadounidense es el principio del fin o el fin del principio. Nunca se destacará bastante cuánto depende de su respuesta.

Richard Haass, presidente emérito del Consejo de Relaciones Exteriores, consejero sénior de Centerview Partners, profesor universitario distinguido en la Universidad de Nueva York y autor del boletín semanal de Substack Home & Away.

Copyright: Project Syndicate, 2025.

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