Ana Torrent fue la niña de El espíritu de la colmena, de Víctor Erice, y de Cría cuervos, de Carlos Saura. También la estudiante universitaria que investigaba las snuff movies, películas que acababan con la muerte real de sus protagonistas. Fue en Tesis, el debut a lo grande de Alejandro Amenábar. Ya adulta, la vimos interpretando a una guardia civil de la UCO, cuando la UCO todavía no había entrado en la sede del PSOE. La serie se llamó Unidad Central Operativa y podría tener tirón reemitida ahora. Es una idea que le lanzo a José Pablo López, el presidente de RTVE que mejor se defiende en las sesiones de control del Parlamento, incluso cuando acude a afirmar que ha fracasado en un proyecto como La familia de la tele, cuya promoción resultó ser mucho mejor que su ejecución.
Hace un par de años vimos a Ana Torrent en Cerrar los ojos. Era el regreso de Víctor Erice a la dirección, treinta años después. Torrent no ha parado nunca de currar aunque, como muchas otras intérpretes, ha denunciado la dificultad que tienen la mayoría de las actrices para encontrar buenos personajes a partir de los cincuenta.
Envejecer no es una batalla, es vivir; no hay antiedad ni antienvejecimiento
Esta semana descubrí a Ana Torrent protagonizando un anuncio, que a simple vista me pareció un anuncio más de cosméticos. Hablaba de productos antiflacidez, antiojeras, antibolsas, anti pérdida de firmeza. Todo antiedad, qué concepto. Ella misma se preguntaba y se contestaba. Ya no hay signos de cansancio en mi mirada, la pérdida de vitalidad está corregida, todos los síntomas de la edad revertidos. Y, con un tarro de crema sin marca en la mano, remataba: elimina, corrige, frena el paso del tiempo sin ningún tipo de preocupación. ¿A que es una maravilla?
Lo que más me llamó la atención es que viendo los primerísimos primeros planos de la actriz se observaba que iba o poco maquillada o directamente sin maquillar. O sea, que se veían las arrugas, la flacidez y las ojeras en el rostro de Torrent. De hecho, admito que mi primera reacción fue de sorpresa. Ana Torrent se ha hecho… mayor.
Se trata de una campaña de denuncia a los anuncios de cosméticos, que nos han acostumbrado a términos como antiedad y antienvejecimiento, como si eso fuese lo normal, cuando directamente son términos irreales, además de fomentar la desigualdad entre los que pueden tener acceso a ese tipo de productos y los que no. Envejecer no es una batalla, es vivir. No hay antiedad ni antienvejecimiento, y cuanto antes lo descubramos, mejor. El anuncio pretende convertir España en el primer país del mundo que regule ese tipo de términos en la publicidad. Espero que no sea una medida cosmética. La iniciativa es de la Fundación Grandes Amigos con el apoyo del Ministerio de Consumo. Búsquenlo en YouTube o en Insta. Vale la pena.
Lo de la edad no se frena. Envejecemos, cumplimos años, y la alternativa es peor. No se puede ser anti lo obvio. Por supuesto que cada uno haga lo que le dé la gana con su cuerpo. Operaciones, pinchazos, estiramientos. Tampoco es este un artículo anticremas, ni que invite al personal a no cuidarse. Pero no nos confundamos. Podemos tener pocas arrugas, un bronceado perfecto, unas canas muy bien cuidadas y sin embargo haber envejecido regular tirando a mal, no sé si me explico.
Y ya puestos, un deseo: que el anuncio de verano de Estrella Damm tenga como protagonistas personas mayores, con barriga, y arrugas, y ojeras, y que veraneen en un lugar masificado, sin cala paradisiaca, ni barco, ni casa en el pueblo, y que eructen al segundo trago de cerveza, como hacemos todos. Y que tenga de protagonista a Ana Torrent, que haga lo que haga está siempre estupenda.
