Son como los pequeños brotes verdes que aparecen poco a poco tras la siembra. Primero pequeños botones, débiles y frágiles, y después mares verdes de plantas unidas y sanas creciendo con fuerza. Pasó con el tabaco. Primero fueron los estudios médicos, combatidos por la industria tabaquera, difundiendo mentiras para sembrar dudas. Cuando la ola ya era demasiado alta, llegó la restricción cada vez más grande para poder fumar, el dificultar la compra, el aumento de los impuestos para encarecerlo, los avisos “El tabaco mata”… La industria sigue intentando escaparse y ahora la batalla está en los vapeadores, pero la reacción médica e institucional ha sido más rápida.

Los teléfonos inteligentes y las redes sociales también nacieron con esa aura de aventura y maravilla que tenía el cowboy fumando ante un fuego, bajo las estrellas en las llanuras norteamericanas. Pero ahora ya sabemos que todos tienen graves efectos sobre la salud. Como pasa con el tabaco, el poder adictivo del móvil es muy rápido, y contamina toda la vida del consumidor y su entorno. Le roba el tiempo, los datos más personales, le cuenta mentiras y trolas, es campo abonado para estafadores y abusadores, y deja pasar la exhibición más descarnada de asesinatos, mutilaciones, pederastia o violaciones. Y, como el tabaco, tiene detrás una industria muy poderosa que gasta muchos millones para evitar regulaciones, prohibiciones y todo lo que recorte sus desmesurados beneficios.
Pero volvamos a los brotes verdes. En todo el mundo se multiplican las iniciativas para protegernos, sobre todo a niños, adolescentes, mayores, mujeres… Las escuelas se desdigitalizan tras años de papanatismo deslumbrado. En Dinamarca convertirán el cuerpo y la voz de las personas en sujeto de derechos de autor para intentar acabar con el robo de identidad para el porno o cibervenganzas con IA. Brotes verdes, creciendo con fuerza.
Los gurús de la nueva economía son los nuevos enemigos, supermalvados dignos de James Bond. Pero creo firmemente que, como recortamos el tabaquismo a pesar de las trampas de las tabaqueras, podremos poner freno a su poder. Nos va la salud, nuestros derechos y la supervivencia de la democracia.