En febrero, la reducida comunidad de monjas clarisas que aún vivía en el monasterio de Pedralbes abandonó el recinto en el que durante siete siglos hubo presencia de las religiosas. Aunque se dejó abierta la puerta a un futuro regreso, lo cierto es que las hermanas ni están ni se las espera a corto plazo en esta joya patrimonial de Barcelona.
El monasterio museo, gestionado por el Institut de Cultura de Barcelona, requerirá los servicios de una empresa especializada para que efectúe el inventario de la colección de los espacios del convento de clausura. En las dependencias donde vivían las monjas se conserva el mobiliario histórico y moderno, las pinturas, esculturas, ornamentos litúrgicos y otros objetos artísticos (cerámica, relicarios, libros...) además de utensilios domésticos que la clarisas empleaban a diario. La nueva situación del monasterio obliga a revisar estos habitáculos para comprobar que los objetos de anteriores inventarios siguen en su sitio, a fin de que puedan ser preservados, y para comprobar si hay nuevas piezas cuya existencia no se conocía.