La hambruna se apodera de Gaza

Más de 60.000 palestinos han muerto en la guerra de 21 meses entre Israel y Hamas, según informó ayer el Ministerio de Salud de Gaza, controlado por Hamas, que también dio la cifra de 145.870 personas heridas desde el ataque terrorista de la milicia islamista a Israel del 7 de octubre del 2023. Además, desde este mes de julio el ministerio cuenta las personas que han perdido la vida a causa de la desnutrición: 147 en total, de las cuales 88 eran niños y niñas, hasta el día 28.

Pero el número de víctimas puede ser mucho mayor, ya que las contabilizadas por Salud son solo las que han llegado a los hospitales y centros médicos de Gaza. El propio ministerio asegura que hay personas que aún están debajo de los escombros de sus viviendas y otros edificios bombardeados por Israel y cuyos cuerpos no han podido ser rescatados por la falta de medios, por lo que los muertos podrían llegar a los 100.000. Es la trágica realidad de un conflicto que, como consecuencia del bloqueo impuesto en marzo por Israel a la entrada de alimentos a la franja de Gaza, ha provocado además en las últimas semanas una crisis humanitaria sin precedentes.

Ayer, el sistema de referencia sobre crisis alimentarias, respaldado por las Naciones Unidas, afirmó que en Gaza se está produciendo “el peor escenario de hambruna”. Las imágenes de niños famélicos, desnutridos o muertos por culpa del hambre han conmocionado e indignado estos días a la comunidad internacional, aunque no al primer ministro israelí, Beniamin Netanyahu, que sigue negando que haya hambre en el enclave gazatí y culpa a la ONU de que no llegue la ayuda humanitaria. Ayer, su Gobierno calificó de “campaña sesgada” las presiones internacionales. Unas presiones, sin embargo, que le han obligado al menos a permitir una entrada mínima de camiones con comida a la franja, así como el lanzamiento de palés con alimentos desde al aire.

El Reino Unido reconocerá al Estado palestino en septiembre si Israel no decreta un alto el fuego

Se trata de una ayuda que, en palabras de la ONU, es tan solo “una gota en un océano” y que, en el caso de los envíos aéreos, es además cara, peligrosa y escasamente eficaz. España anunció que el próximo viernes lanzará unas doce toneladas de comida desde el cielo. Sería necesario que unos 600 camiones diarios entraran en Gaza para poder suministrar mínimamente alimento, agua y medicinas a la población civil.

Los progresos en la entrada de ayuda son ciertamente mínimos y no sirven para revertir la actual situación de desnutrición. Las agencias de la ONU reclaman un acceso humanitario inmediato, seguro y sin obstáculos a toda Gaza para repartir los suministros.

En el ámbito político, en cambio, sí se están produciendo movimientos que, aunque sean más simbólicos que efectivos, muestran el hartazgo de la comunidad internacional y la alarma global por la intransigencia israelí al impedir la entrada de ayuda humanitaria a la franja, perpetuar el conflicto y utilizar el hambre como arma de guerra. Hasta el presidente Donald Trump afirma
que Israel “debe hacer las cosas de otra manera en Gaza” y dice
no estar de acuerdo con Netanyahu cuando afirma que no hay ­hambruna.

Según el Ministerio de Salud de la franja, más de 60.000 gazatíes han muerto ya en la guerra

La presión internacional a favor de un alto el fuego y el reconocimiento del Estado palestino ha subido de tono. Ayer, tras reunir de urgencia a su Gobierno, el primer ministro británico, Keir Starmer, anunció que el Reino Unido reconocerá en septiembre al Estado palestino si Israel no pone fin antes a la “espantosa situación” en Gaza y acepta una serie de condiciones, entre ellas un alto el fuego y dar pasos para una paz duradera que concluya con la solución de los dos estados. Starmer se suma así al presidente francés, Emmanuel Macron, que ya anunció que reconocerá Palestina en septiembre en la Asamblea General de la ONU. Starmer pone una serie de exigencias que condicionan ese reconocimiento, si bien afirma que “no hay equivalencia entre Israel y Hamas” y exige a la organización islamista “liberar a todos los rehenes, firmar un alto el fuego, aceptar que no desempeñarán ningún papel en el Gobierno de Gaza y desarmarse”.

Europa, pues, parece estar cambiando la pasividad con que ha contemplado, y tolerado, la guerra de Gaza, aunque se trata de pasos pequeños y tímidos. Así, por primera vez la Comisión Europea ha propuesto una sanción a Israel en el marco del acuerdo de Asociación. La sanción consiste en la suspensión parcial de un programa de investigación científica con el Estado hebreo, y ahora debe ser aprobada por los Veintisiete por mayoría cualificada, lo que no será fácil por las reticencias de Alemania e Italia a castigar a Israel. En paralelo, los Países Bajos han prohibido la entrada al país de dos ministros israelíes de extrema derecha, por considerarlos “personas no gratas”.

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