Nueva alarma sobre la disminución de agua dulce en el planeta. Una investigación llevada a cabo por científicos de la Universidad Estatal de Arizona, realizada con ayuda de la información proporcionada por satélites, concluye que nunca antes el planeta había perdido tanta agua dulce como en los últimos dos decenios. Este hecho pone en riesgo los medios de vida de miles de millones de personas y su seguridad alimentaria, lo que puede provocar hambrunas y el aumento de las migraciones y los conflictos transfronterizos. España no es ajena a este problema, ya que es uno de los países más afectados de Europa, según expertos de World Wildlife Fund (WWF).
La investigación de los científicos de EE.UU. revela que casi 6.000 millones de personas, aproximadamente el 75% de la población mundial, viven en los 101 países que han estado perdiendo agua dulce en los últimos veintidós años estudiados. Mientras la población crece, la disponibilidad de agua dulce disminuye drásticamente. Los datos satelitales arrojan la aparición de cuatro regiones de “megasequedad” a escala continental, todas ubicadas en el hemisferio norte: suroeste de Norteamérica y América Central, Alaska y norte de Canadá, norte de Rusia y Oriente Medio-norte de África.
La citada investigación aporta datos que agravan los que ya se conocían hasta ahora. Afirma que las zonas terrestres secas se están expandiendo a un ritmo que equivale cada año al doble del tamaño de California. No sólo eso: la velocidad a la que las zonas secas se están volviendo más secas ahora supera la velocidad a la que las zonas húmedas se están volviendo más húmedas, revirtiendo por primera vez los patrones hidrológicos tradicionales.
El 75% de la población mundial vive en los 101 países que ven reducidos estos recursos hídricos
Gran parte del agua dulce que se pierde, además, termina en los océanos y provoca un mayor aumento del nivel del mar. La investigación, en este sentido, demuestra que los continentes contribuyen ahora con más agua dulce al aumento del nivel del mar que las capas de hielo de los polos que se derriten. Los expertos señalan que este hallazgo es muy relevante, ya que hasta ahora se pensaba que era al revés.
El aumento del agua dulce en los océanos empuja el agua salada hacia abajo, modifica la velocidad de corrientes oceánicas que se mueven alrededor de todo el planeta y ello puede tener un grave impacto para el equilibrio de la vida en numerosas regiones del mundo, advierten los científicos.
Si bien la citada investigación no incluye a Europa entre las regiones de “megasequedad”, los expertos de WWF advierten que la pérdida de agua dulce también afecta al sur del continente europeo, y en especial a España, por el avance de la desertización (menos precipitaciones, temperaturas más elevadas, más evaporación, más erosión del suelo) y por la creciente sobreexplotación hídrica (como la amplia extracción de aguas subterráneas tanto para la agricultura como para otros usos).
Es urgente acelerar las acciones previstas en la Agenda de Acción del Agua de la ONU
Ante los datos de la gravedad de la acelerada pérdida de agua dulce en el planeta se hace necesario activar al máximo las acciones de los estados y los compromisos internacionales contemplados en la Agenda de Acción para el Agua propuesta en la Conferencia de las Naciones Unidas (ONU) del 2023. Las soluciones para la crisis mundial del agua que puede venir, según se expuso en esa cumbre, pasan principalmente por lograr una mayor eficiencia en la gestión de la agricultura, ya que representa el 72% de las extracciones mundiales de agua dulce, el mayor porcentaje de todos los sectores.
Es crucial, por tanto, impulsar inversiones y arbitrar incentivos en prácticas de gestión innovadora y eficiente del agua, máxime cuando todo apunta a más sequías y más largas. Esto incluye, como señalan los expertos, desarrollar nuevas tecnologías para el riego y el almacenamiento, potenciar el tratamiento y la reutilización de aguas residuales, aplicar principios de economía circular y crear soluciones basadas en los ecosistemas para combatir la escasez de agua. La gestión integrada de los recursos naturales mediante el desarrollo y la gestión coordinada del agua a todos los niveles es clave.
Las instituciones internacionales, los gobiernos y los diversos sectores económicos y el conjunto de la sociedad deben colaborar activamente para diseñar políticas basadas en la ciencia y la experiencia que aprovechen los datos y la innovación para mejorar la planificación y la gestión hídrica. Esto es urgente a escala mundial, y también a nivel español, ante la evidencia de los graves efectos del cambio climático sobre el planeta y, especialmente, porque la pérdida de agua dulce es fundamental para la vida. La seguridad hídrica y alimentaria van de la mano.