Solo el tiempo –y los cambios de opinión de Donald Trump– permitirá saber si los inconcretos resultados del doble encuentro que el mandatario estadounidense mantuvo el lunes en la Casa Blanca con el presidente Zelenski y con diversos líderes europeos se traducen en pasos efectivos y firmes para poder alcanzar un acuerdo de paz entre Ucrania y Rusia.
Al menos esta vez las formas fueron mucho más educadas que el pasado 28 de febrero, cuando Zelenski fue humillado y casi expulsado a patadas del despacho oval. En esta ocasión hubo cordialidad e incluso bromas sobre el atuendo del líder ucraniano, que no dudó en afirmar que había tenido la mejor conversación con su homólogo estadounidense.
Tras el encuentro, se puede hablar de avances inconcretos y de problemas persistentes. En el primer capítulo está el hecho de que Trump ha prometido garantías de seguridad a Ucrania, todavía por definir, tras un acuerdo de paz con Rusia. Trump aseguró que EE.UU. “se involucrará y brindaremos muy buena protección y seguridad”. Washington parece así abierto a ofrecer a Ucrania un paraguas parecido al que supone el artículo 5 de la OTAN, aunque su implicación sigue siendo vaga. El presidente dijo ayer a Fox News que no enviará tropas y apuntó hacia seguridad aérea, y recuerda que la primera línea de defensa corresponde a los europeos. Que Trump se implique en las garantías de seguridad puede considerarse un logro europeo, aunque todavía no hay un acuerdo formal entre Europa y EE.UU. sobre cómo defender a Ucrania. Además, Trump se cobrará esas garantías ya que, a cambio, Ucrania comprará a Estados Unidos armamento por valor de casi 80.000 millones de euros a través de la financiación de aliados europeos.
Trump descarta enviar tropas estadounidenses a Ucrania como garantía de seguridad
La coalición de voluntarios –los más de cincuenta países que apoyan a Ucrania– mantuvo ayer una reunión telemática, como hizo también el Consejo Europeo, y acordó que sus equipos de planificación trabajen con sus colegas de EE.UU. sobre las garantías de seguridad y el despliegue de una fuerza militar si cesan las hostilidades. Zelenski dijo estar trabajando ya en el contenido de esas garantías necesarias en una eventual tregua con Rusia.
El segundo avance, todavía por cerrar, es la posibilidad de un próximo encuentro trilateral entre Trump, Putin y Zelenski. El presidente estadounidense anunció preparativos en marcha para un cara a cara entre los líderes ruso y ucraniano y un posterior encuentro a tres con él mismo. Pero el ministro de Exteriores ruso, Serguéi Lavrov, enfrió tal posibilidad. Dijo que Rusia solo aceptará un acuerdo de paz que contemple plenamente sus intereses de seguridad, y que una cumbre al máximo nivel debe prepararse “con todo detalle y con sumo cuidado”. Según la agencia France Presse, Putin propuso el lunes a Trump reunirse con Zelenski en Moscú, a lo que este se negó.
En cuanto a las dificultades para llegar a ese encuentro, sobresalen dos. La primera son las posibles concesiones territoriales por parte de Ucrania. El intercambio de territorios, una propuesta lanzada por Putin y que implicaría que Ucrania tendría que ceder a Rusia la soberanía de regiones como Donetsk y Luhansk, es un tema para Kyiv inasumible y políticamente inconstitucional. Pero para Trump ofrecer garantías de seguridad va ligado a que Zelenski acepte un acuerdo territorial con Rusia. Todo el mundo asume que el líder ucraniano acabará viéndose obligado a hacer concesiones territoriales. La incógnita es qué logrará de sus aliados a cambio de aceptarlas.
Moscú enfría las expectativas de una próxima cumbre entre Putin y Zelenski
El segundo problema es la exigencia de un alto el fuego, defendida por Zelenski y los europeos. Trump se muestra reacio tras cambiar de opinión al reunirse con Putin en Alaska. El republicano dijo a Zelenski que no consideraba que fuera necesario parar los ataques y ahora, comprando algunas de las peticiones del líder ruso, solo contempla un acuerdo de paz inmediato en el que Kyiv entregue territorios, lo que implicaría una derrota política de Zelenski y dejaría a Europa en un escenario muy peligroso.
En el encuentro en la Casa Blanca no hubo avances claros, pero tampoco se produjo una ruptura entre las posiciones de ambos lados. Ello permite mantener la imagen de unidad transatlántica en este espinoso conflicto. Europa sigue con un papel secundario –aunque está dando pasos para dejar de tenerlo– ante los intereses de un Trump que continúa imponiendo sus volátiles criterios, pero en la reunión de Washington los líderes europeos salvaron la cara. Porque, sobre todo, no hay que olvidar que Putin apuesta por la imposición, no la negociación, y que sigue marcando la agenda. Incluso Trump admitió ayer que el líder ruso podría no querer llegar a un acuerdo.