La economía de Alemania se encuentra tan averiada que cualquier pequeña noticia de mejora abre las puertas a la esperanza dentro del propio país y en el conjunto de la zona euro. Este es el caso de los datos que aporta la encuesta del prestigioso Instituto de Investigación Económica de Munich (Ifo), que señalan que la confianza de los empresarios germanos se ha recuperado drásticamente. En concreto lo ha hecho hasta niveles no vistos desde febrero del 2022, cuando empezó la gran invasión rusa de Ucrania. Esta mejora de las expectativas de las empresas marca un punto de inflexión, pero no se pueden lanzar aún las campanas al vuelo.
Una de las razones que explican la citada mejora de los niveles de confianza empresarial alemana es el reciente acuerdo arancelario entre la Unión Europea y Estados Unidos, ya que pone fin al litigio comercial entre ambos bloques y acaba con la incertidumbre existente en el frente exterior que había paralizado las exportaciones. La otra razón parece estar en la esperada ejecución del programa económico para el 2025 del nuevo Gobierno de coalición CDU/CSU y SPD . El Ejecutivo prevé masivas inversiones públicas, importantes rebajas fiscales para incentivar las inversiones privadas y la modernización digital y laboral.
Este programa económico, en concreto, contempla la creación de un fondo de inversiones en infraestructuras y energía verde por valor de 500.000 millones de euros en diez años y una inversión en defensa sin límites. Ello será posible gracias a la flexibilización de las rígidas normas constitucionales que impedían incrementar la deuda pública alemana. Paralelamente, entrarán en vigor incentivos a la inversión y reducción de impuestos, que incluyen limitar al 10% el impuesto sobre sociedades a partir del 2028, la rebaja del impuesto sobre la electricidad, la reducción del IVA al 7% para alimentos en restauración, exenciones fiscales para vehículos eléctricos y bonificaciones para las horas extraordinarias.
La masiva inversión pública y el estímulo de la iniciativa privada deberían sacar al país de la recesión
El Gobierno alemán también plantea reformas estructurales que permitan más flexibilidad laboral, menos costes no salariales, reducción de trámites y energía más barata. Otro objetivo es apostar por la digitalización de la economía y la modernización del Estado, que es uno de los puntos débiles de la economía alemana. Para ello se ha creado un ministerio específico a fin de coordinar y acelerar la transformación digital, la interoperabilidad de sistemas y la ciberseguridad. Para apoyar estos proyectos, asimismo, se ha creado un fondo de inversiones que pretende movilizar 100.000 millones de euros a través de la actividad de pymes y startups innovadoras.
Con todo ello el Gobierno del canciller Friedrich Merz pretende dinamizar la economía alemana para poder alcanzar un crecimiento potencial del 1%. Esta meta no es para tirar cohetes y, además, parece lejana. Pero es mejor que la situación actual. La oficina federal de estadística alemana (Destatis) ha informado que la economía retrocedió un 0,7% en el 2023, mucho más de lo inicialmente calculado, y un 0,5% en el 2024. Han sido, por tanto, dos años de grave recesión. El viernes también revisó a la baja la evolución de la economía alemana durante el segundo trimestre de este año, al señalar que registró también una contracción mucho mayor de lo esperado: el PIB cayó un 0,3% respecto de los tres meses anteriores. Este dato contrasta con el crecimiento del 0,7% de España y del 0,3% de Francia.
Los desafíos que tiene por delante la economía alemana son de un enorme calado. Registra una baja competitividad en el sector industrial y de la automoción, que sufre una menor demanda de mercados clave como Estados Unidos y China. Esta baja competitividad, en gran parte, es causada por el aumento de los costes energéticos derivado de la guerra de Ucrania, del abandono de la energía nuclear y de su costosa apuesta por las energías verdes. En esa baja competitividad también influye el exceso de burocracia y la baja productividad por el retraso en la digitalización de su economía y por la falta de mano de obra adaptada a las nuevas tecnologías. Todo ello, entre otros factores, ha averiado el potente motor de la economía alemana.
El acuerdo sobre aranceles entre la UE y Trump alienta al potente sector exportador germano
Todo indica que el impacto del mayor gasto público anunciado por el Gobierno tardará en hacer efecto, al igual que la traducción en inversiones y empleo de la mejora de la confianza empresarial que se registra. Pero, pese a ello, se espera que la economía germana empiece a reaccionar ya este segundo semestre y pueda crecer entre el 0,1% y 0,2% en el conjunto del año, lo que le supondría salir de la recesión. Esta sería una buena noticia para el conjunto de la zona euro, ya que Alemania representa una tercera parte de toda su economía.