La segunda generación

La segunda generación
Redactor jefe de Internacional

En este mundo acelerado, veinticinco años no son nada. En 1998 el porcentaje de población nacida fuera de España era del 2,9%. En 2024 había saltado al 18,2% y en áreas como Barcelona o Madrid había alcanzado el 35%.

Pero esos datos muestran solo una parte del paisaje. No incluyen a los hijos de los inmigrantes, la llamada segunda generación, un contingente de una dimensión capaz de modelar la sociedad en las próximas décadas. No están porque la estadística oficial no los recoge. Un economista, Pablo García-Guzmán, ha elaborado una proyección en la que aventura cuáles serán esas cifras en 2039, dentro de quince años.

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Según sus cálculos, entre 2024 y 2039, el número de nativos (nacidos de madre española) pasará del 77,1 % al 62,3%. Mientras, el número de inmigrantes crecerá del 18,1% al 28,6%. Sumada la segunda generación, en el 2039 cuatro de cada diez ciudadanos serán inmigrantes o hijos de inmigrantes.

Si se observan de cerca esas proyecciones, se puede ver cómo España se fractura en dos mitades. En provincias como Córdoba, Jaén o Badajoz la composición de la población seguirá prácticamente igual. Pero en Barcelona y Madrid, la suma de inmigrantes y de la segunda generación superará el 50%. En esas zonas, la población nativa pasará a ser una minoría.

En resumen, en 40 años España dejará de ser un país en el que la inmigración era residual para entrar en otro en el que supone el 40% de la población.

A García-Guzmán esas conclusiones le plantean dos interrogantes. El primero, ¿cómo se puede gestionar una España con dos realidades geográficas tan distintas? El segundo nos es vagamente familiar: ¿cómo sobrevivirán lenguas como el catalán o el vasco, que han resistido gracias a la transmisión de su uso entre generaciones?

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Las proyecciones siempre son arriesgadas. Hay factores que considerar (fertilidad futura, modelo económico, procedencia de los que llegan). Hablar de inmigración suscita además prevenciones por el uso político que de ella se hace. Pero la inacción actual es la peor respuesta. La inmigración es consustancial a sectores de la economía (turismo, hostelería, servicios a las personas, agroalimentario...). Y al mismo tiempo, una tarea cada vez más gigantesca para los que están en primera línea, empezando por los ayuntamientos.

El estudio de García-Guzmán apareció en mayo en la web estadounidense Marginal Revolution. La reacción de los seguidores de esta web liberal-libertaria fue: “¡Wow, esta gente tiene un serio problema!”. A veces, las cosas son mucho más fáciles de ver si se miran desde la distancia.

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