La corrupción acorrala a Milei

La respuesta del presidente argentino, Javier Milei, a las graves acusaciones de corrupción que su partido y su propia hermana afrontan estas semanas de vísperas electorales ha sido de manual. Obviamente las ha rechazado, declarando que “la opereta de esta semana no es más que otro ítem en la larga lista de maniobras de la casta”. “Como todas las anteriores –ha añadido– es otra mentira”, y ha amenazado con emprender acciones legales contra el exdirector de la Agencia Nacional de Discapacidad (Andis), quien supuestamente destapó el escándalo después de filtrar varios audios comprometidos. “Lo vamos a llevar a la justicia y vamos a probar que mintió”, ha rematado el presidente libertario.

Pero pese a estas declaraciones del jefe de Estado argentino, parece evidente que el Gobierno está pasando su peor momento desde que llegó al poder, el 10 de diciembre del 2023. Argentina vive estos días pendiente del escándalo de los audios de confesiones que, supuestamente, ha realizado Diego Spagnuolo, exresponsable de Andis. Son grabaciones sin su consentimiento, donde se revelan –si es que se termina de comprobar que es su voz y son sus palabras, algo él que no ha desmentido– irregularidades, vicios y miserias del Gobierno en materia de medi­camentos, y se describe un supuesto me­canismo de recaudación de sobornos a laboratorios y prestadores de servicios vinculados a la salud pública. Spagnuolo era uno de los funcionarios más cercanos a Milei, pese a no tener un cargo de primera línea, y también fue abogado del presidente en distintas causas.

Según las grabaciones, Karina Milei, hermana del presidente, su mano derecha como secretaria de la Presidencia y quien concentra más poder en el país, puede haber cobrado comisiones de un 3% en las compras de medicamentos efectuadas a través de Andis. También Eduardo Lule Menem, mano derecha de Karina, aparece como beneficiario de las mordidas, así como Martín Menem, presidente de la Cámara de Diputados. Algunas versiones señalan que el origen de las filtraciones podría estar en las guerras internas que vive el oficialismo.

El círculo íntimo del presidente, señalado por las mismas corruptelas que decía combatir

Los audios ponen en jaque el relato anticorrupción del oficialismo, aumentan la presión política en plena campaña electoral y suscitan incertidumbre sobre la capacidad del Gobierno para contener la crisis. Pero, según el jefe de Gabinete de Milei, todo es una “monumental operación política a quince días de las elecciones en el último reducto del kirchnerismo”. Lo cierto es que, como ocurrió hace unos meses con el caso de la criptoestafa de $LIBRA, los hermanos Milei vuelven a estar en el ojo del huracán.

Argentina tiene un problema de corrupción con rasgos crónicos. Milei dijo que venía a terminar con una casta corrupta. Pero ahora hay serios indicios de que su Gobierno también está implicado en este drama. En estos momentos en el país sudamericano se tambalea la gobernabilidad, el ajuste ya no es sagrado y el mercado desconfía. Formas y fondo de un proyecto político forjado por una motosierra y que en gran parte se juega su futuro en las elecciones legislativas de medio mandato en octubre y, un poco antes, el 7 de septiembre, en los comicios en la provincia de Buenos Aires, un termómetro clave para medir la fuerza de La Libertad Avanza, el partido de Milei.

Preocupa en el Gobierno el impacto electoral de todos estos nuevos escándalos de corrupción. Las encuestas señalan que la mayoría de la población responsabiliza al presidente, y que la confianza en el Ejecutivo cayó al 13,6%, su nivel más bajo desde la asunción de Milei. Si antes de las elecciones de octubre salen más datos sobre ­este caso, podría tener importantes consecuencias en el resultado electoral.

El oficialismo teme que esta crisis le pase factura en las próximas elecciones legislativas de octubre

Esta crisis se encabalga con otra cuyo escenario es el Congreso argentino, donde en las últimas sesiones se han aprobado leyes que el Gobierno no quiere, como las que aumentan el presupuesto para la universidad y para diversos hospitales, al tiempo que la Cámara rechazaba algunos vetos que el Gobierno había llevado adelante, como el veto a la ley de Discapacidad. En este contexto, no sorprende que Milei haya calificado al Congreso de “banda de facinerosos y degenerados fiscales”.

Mientras la justicia investiga el caso y se analizan los audios incautados, el futuro del oficialismo se ve amenazado por la desconfianza creciente del electorado y la presión mediática. Milei construyó su carrera política prometiendo terminar con los privilegios, con “la casta” y con la corrupción enquistada en la política argentina. Ahora, su círculo íntimo aparece señalado como parte de esas mismas prácticas que decía combatir. Y en Argentina, donde los casos de corrupción han marcado la política durante décadas, el impacto en la ciudadanía puede ser devastador.

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