El valor de la avellana

El avellano, como el olivo; las avellanas, como las aceitunas, definen no solo un paisaje tan rico y privilegiado como el mediterráneo, sino que también, y desde tiempos inmemorables, definen el carácter y la cultura de quienes en él habitan. De quienes las cultivan y de quienes las consumen. Por exagerado que a algunos urbanitas les pueda parecer, las avellanas son riqueza natural, oro gastronómico. En otros países vecinos, de la devoción y protección de sus productos naturales hacen orgullosa bandera y mucho negocio. Sin embargo, aquí tristemente asistimos a la regresión de un cultivo que no hace tantos años era motor de riqueza. A diferencia de otros árboles, que con la sequía ven mermada su producción pero no mueren, los avellanos sí perecen. La falta de lluvia acumulada durante los últimos años, sumada a las dificultades de un relevo generacional que se está perdiendo, deja a su paso un paisaje abandonado, no productivo (y más fácilmente inflamable), y obliga a comprar avellanas a países terceros. ¿A qué estamos esperando?

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