¿La gente joven fuma más? Entre cigarrillos y vapeadores los números se confunden, pero lo cierto es que la imagen icónica del tabaco hace tiempo que se transformó hacia lo proscrito. Pocos recuerdan, o ni siquiera han visto, la imagen de Humphrey Bogart fumando en Casablanca, ofreciendo un aire de misterio seductor. Ahora, a quien fuma se le exilia, tiene que salir de la fiesta. Ha dejado de ser imagen de sofisticación y se ha convertido en una imagen de dependencia.
El cigarrillo se comprende como una pérdida de control al acceso a una vida aspiracional. La realidad es que, lo queramos o no, sigue estando presente en nuestras vidas y sigue siendo un negocio altamente rentable. Se ha aprobado esta semana el anteproyecto de la nueva ley antitabaco. Debe correr su curso para entrar en vigor, pero todo apunta a que en unos meses nadie podrá fumar en las terrazas, ni en marquesinas de transporte público, ni en espacios libres en general. De aprobarse entraría en la lista de leyes más restrictivas, aunque sin superar a Bután, que directamente prohíbe la producción, venta y distribución de tabaco.
Si la adicción da beneficios, siempre habrá alguien que decida empaquetarla
El mercado internacional acumula decenas de miles de millones de euros de la industria tabacalera, siendo China su principal mercado. Del mismo modo sigue siendo responsable de millones de muertes anuales por consumo directo de tabaco, pero el peso fiscal en los estados es tan alto que siguen atrapados en ello. Porque, aunque ya no tenga la imagen cool ,
sigue siendo oro para los estados y para las tabacaleras, que expanden su negocio con derivados como los vapeadores y en países emergentes.
Las adicciones siguen siendo uno de los mercados más atractivos del mundo. Alcohol, tabaco, dopamina digital, fármacos encabezados por los ansiolíticos… La garantía del consumo repetitivo es una buena forma de negocio en la que se basan muchas industrias. La búsqueda de rentabilidad no tiene moral. Si la adicción da beneficios, siempre habrá alguien que decida empaquetarla.
Se cumplirán veinte años de la primera gran ley antitabaco en España, cuando se eliminaron los ceniceros en el trabajo; luego fue la ampliación para bares y discotecas, y ahora espacios al aire libre públicos y privados. Las leyes no apagan la adicción, pero sí el espejismo: del glamur al humo incómodo.
