Anoche se celebró la gala de los Premios Vanguardia 2025 en el Palau de Congressos de Catalunya, bajo la presidencia de Su Majestad el rey Felipe VI, a quien acompañaron el presidente del Gobierno español, Pedro Sánchez, el presidente de la Generalitat, Salvador Illa, y el alcalde de Barcelona, Jaume Collboni. Alrededor de mil personas participaron en dicha gala, en la que se entregaron los galardones correspondientes a esta tercera edición de los Premios Vanguardia, concedidos por nuestro diario con el propósito de reconocer la labor de destacados protagonistas de la actualidad.
El palmarés de esta edición incluye una decena de categorías, que abarcan distintos ámbitos de la actividad social, y reflejan algunos de los principales acontecimientos recientes, con el afán de honrar a las personas que destacaron por su actitud ante dichos acontecimientos, dando pruebas de su civismo, su valía y su compromiso con la sociedad, a menudo en circunstancias adversas.
Ayer se celebró la tercera gala de los Premios Vanguardia, presidida por el rey Felipe VI
Como subrayó Javier Godó, conde de Godó, editor de La Vanguardia , los premios de este año tienen un marcado componente europeísta, coincidiendo con los cuarenta años de la firma del tratado de adhesión de España a la Unión Europea, que permitió a nuestro país dar un salto adelante en lo tocante a la prosperidad, el bienestar y la calidad de vida. Asimismo, estos galardones son también especialmente sensibles al coraje de aquellas personas que levantaron la bandera de diversas luchas sociales y la defendieron en condiciones desfavorables, transformando sus experiencias personales, a menudo muy dolorosas, en un ejemplo, una enseñanza y una esperanza para el conjunto de los ciudadanos.
El palmarés de este 2025 incluye pues a personas como Caroline Darian (premio Internacional), hija de Giselle Pelicot, puesto que si Pelicot tuvo el coraje de denunciar los indecibles abusos que le infligió su marido, Darian ha tomado el relevo materno y se ha convertido en una infatigable luchadora contra los mencionados abusos y acaso otros. “El valor consiste en hablar cuando una podría permanecer en silencio”, afirma Darian, en unas palabras en las que resuena el compromiso que guía también a los medios de comunicación.
No menos pertinente es el premio Solidaridad, compartido por tres asociaciones de familiares de víctimas de la dana que asoló Valencia en octubre del 2024, y que desde entonces han batallado, infatigables, por aclarar las circunstancias de los hechos y pedir responsabilidades a los responsables políticos. Este galardón reconoció también la labor de entidades como Cruz Roja y Cáritas.
La hija de Giselle Pelicot y los familiares de las víctimas de la dana, entre los galardonados
Entre los galardones de mayor componente europeísta figuran el precisamente denominado premio Europa, que fue para el periodista y ensayista británico Timothy Garton Ash, o el premio a la Empresa Europea del año, para la firma aeronáutica Airbus. Asimismo, fueron distinguidos Demetrio Carceller, de Damm (premio Empresario del Año); el cardenal arzobispo de Barcelona, Joan Josep Omella (premio Impulso de Ciudad); Manel del Castillo, gerente del hospital Sant Joan de Déu y que dirige la reforma del sistema sanitario catalán (premio Innovación y Ciencia); la oftalmóloga Elena Barraquer, representante activa de una celebrada saga médica barcelonesa (premio Trayectoria); o la cantante Aitana (premio Cultura). Por último, el premio In Memoriam fue para el arquitecto barcelonés Ricardo Bofill, que nos dejó hace ya tres años.
Como recordó el editor de La Vanguardia , “tenemos una responsabilidad al servicio de la verdad”. Esta divisa ha estado presente a lo largo de los 144 años de vida de nuestro diario, no exentos por cierto de vaivenes históricos. Y parece ahora más necesaria que nunca, cuando las noticias falsas campan a sus anchas, obedeciendo en ocasiones a oscuros intereses, y pretenden borrar las fronteras que las separan de la verdad.
La labor de La Vanguardia es, ciertamente, informar. Pero también, y ese es el sentido último de los Premios Vanguardia, aplaudir a quienes luchan desde su posición en la vida para mejorar la realidad, librándola de intereses espurios. Un diario como el nuestro, que ha desarrollado ya su labor a lo largo de tres siglos, acreditando su compromiso en pos de un futuro mejor, es un eslabón importante en una sociedad con ambición de progreso. Pero no es el único. De ahí la oportunidad de estos galardones que reconocen a quienes comparten, valerosamente, tal ambición de progreso colectivo.