América, América

A una amiga escritora que tiene una hermana viviendo en Estados Unidos le han denegado la ESTA, la autorización de entrada al país, que se solicita por internet y cuesta cuarenta dólares. Mi amiga, poco dada a expresar en público sus opiniones políticas, cree que se la han denegado por haber apoyado con algún modesto like algún manifiesto o declaración o iniciativa en contra del genocidio de Gaza. Así que eres propalestina, ¿eh? Pues te quedas sin ver a tu hermana (y sin los cuarenta dólares, que por supuesto no te vamos a reembolsar, jaja).

Estoy seguro de que también a mí, que en algunos ar­tículos he manifestado el desprecio­ que me merecen individuos como Donald Trump o Beniamin Netanyahu, me denegarían esa autorización si la solicitara. Pero no les voy a dar ese gusto. Como en la fábula de la zorra y las uvas, si no viajo a Estados Unidos, no es porque no me vayan a dejar entrar, sino porque no me apetece: las uvas están verdes.

El filme

Una escena de la película 'Thelma y Louise' 

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No debo de ser el único que en este momento tiene pocas ganas de viajar a Estados Unidos. El sector turístico norteamericano se queja de que, desde la llegada de Trump a la Casa Blanca, se ha producido una caída de visitantes procedentes de Europa y Canadá superior al 10%. ¿El 10%? ¡Poco me parece! La imagen de un país resulta tanto más seductora cuanto más nos atraigan sus gobernantes, y parece que, al menos en España, Trump no gusta demasiado: las encuestas dicen que el 75% de los españoles lo observa con preocupación, y solo un 7% con esperanza.

Realmente, es difícil superar a ese hombre en capacidad de repulsión. Sus habituales ofensas hacia europeos y canadienses, la cansina extorsión de los aranceles, las extravagantes exigencias en materia de defensa, las malas maneras exhibidas en las cumbres internacionales y la percepción general del peligro que representa para el derecho internacional, la libertad de expresión y la democracia han dañado seriamente el prestigio exterior de Estados Unidos.

Así las cosas, ¿quién querría viajar a un país que se ha vuelto antipático, como el xenófobo de su presidente, elegido por una mayoría de los votantes acaso tan antipáticos y xenófobos como él?

Nunca he dejado de viajar a Estados Unidos a través de la literatura, la música y el cine

Si a usted, lector o lectora, todas estas consideraciones le traen sin cuidado, sepa que en el control de entrada del aeropuerto se arriesga a pasar un mal rato. Se han dado multitud de casos de viajeros que, teniendo la documentación en regla, han sido arbitrariamente encerrados en celdas de aislamiento, interrogados de forma violenta y sometidos a tratos vejatorios. Sí, esas cosas ocurren en la América de Trump. A la vista del comportamiento que tienen con los inmigrantes, no resulta difícil de creer.

Escribo todo esto con un sentimiento irreprimible de melancolía. Fuera de Europa, Estados Unidos es el país que más veces he visitado. La primera vez que crucé un océano fue, recién acabada la carrera, para volar a Los Ángeles y aprovechar el sofá cama de una amiga. La segunda visita, no mucho más tarde, me llevó al Nueva York de mi idolatrado Woody Allen, al que un lunes por la noche vi tocar el clarinete en el Michael’s Pub. En los años siguientes he vuelto por allí con cierta regularidad, hasta acabar conociendo casi una cuarta parte de los estados: Illinois, toda Nueva Inglaterra, Virginia, Florida, Nuevo México, Texas, el estado asociado de Puerto Rico…

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Ignacio Martínez de Pisón
MADRID, 02/09/2025.- Varias personas se concentran este martes ante el centro de menores de Hortaleza, en Madrid. La Delegación del Gobierno ha prohibido la concentración convocada esta tarde por Vox frente al centro de menores del distrito madrileño de Hortaleza en el que residía el menor detenido este fin de semana como presunto autor de una violación a una menor. Así lo ha comunicado la Delegación del Gobierno ante la protesta convocada a las 18:30 horas de este martes frente al centro donde la noche del domingo dos encapuchados agredieron a tres menores migrantes. EFE/ Fernando Villar

Pero lo relevante no es cuántas veces he viajado a Estados Unidos. Lo relevante es que nunca he dejado de hacerlo a través de la literatura, la música y el cine norteamericanos, que echaron raíces en mi corazón durante mi adolescencia en una Zaragoza que precisamente clamaba contra la base militar estadounidense al grito de yan­kees go home!

Me gustaría pensar que a Trump le quedan solo los tres años y pico que restan de mandato y que después las cosas volverán a su cauce y apetecerá volver a ir por allí. Pero no es probable. Al igual que en Argentina hay un peronismo sin Perón, en Estados Unidos puede haber un trumpismo sin Trump, institucionalizado, rocoso, duradero, lo que sin duda querría decir que mi último viaje a Estados Unidos fue de verdad el último y que en el futuro tendré que conformarme con regresar a través de los libros, las canciones, las películas.

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