La llamada de Macron

La llamada de Macron
Economista y periodista

La noche de las elecciones catalanas escribí en estas páginas el artículo “El candidato humilde”. Perdonen el ejercicio autorreferencial, pero estoy convencida de que la tesis que defendía entonces es hoy aún más pertinente. Siempre que se rehúya el modelo autocrático que ya encarna Trump, claro está. En ese artículo, atribuía la victoria de Salvador Illa en parte a hacer de la humildad uno de sus atributos. “Unir y servir”, fue su lema de precampaña, en la línea de la tesis del “gobierno humilde” articulada por el think tank Demos Helsinki. “Cuanto más complejo e incierto es el tema político, más útil es abordarlo a través de la humildad”, afirman los finlandeses.

Macron Trump

Emmanuel Macron habla por teléfono con Donald Trump 

LV

Ha pasado un año y medio desde entonces y los desafíos actuales aún son más graves, con un coste de la vida descontrolado que impide que los buenos datos económicos se trasladen a los bolsillos de los ciudadanos. Ante eso, los gobernantes deben actuar como servidores públicos dispuestos a darlo todo por sus votantes: escucharlos, infundir esperanza y poner la maquinaria al 1.000% para mejorar la vida de la gente.

El gesto de Macron amplía la brecha entre ciudadanía y gobernantes

Un malestar recorre Europa y se palpa en nuestros barrios. Nace de la dificultad para llegar a final de mes y de acceder a una vivienda, y la derecha y extrema derecha lo explotan, no para darle solución, sino para avivar la llama del odio. Ante esto no se me ocurre otra actitud para gobernar que la humildad. A nivel local, nacional o internacional. 

Por eso la famosa llamada de Macron a Trump, enfrente de las cámaras, cuando se encontró atrapado en las calles neoyorquinas por las medidas de seguridad de la comitiva norteamericana, es exactamente lo contrario de lo que el francés debía hacer. Porque a pesar de su buen discurso en la ONU, su gesto, casi teatral, será lo más recordado de su viaje a Nueva York. Un gesto que amplía la brecha entre ciudadanía y gobernantes, alimenta el marco “ellos” (la casta) y el “nosotros” (el pueblo) que da alas a los populismos y que tiene contra las cuerdas la V República.

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Mar Jiménez
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Subrayábamos hace dos semanas la necesidad de escuchar, hablar y actuar. Hoy añadiría gobernar con humildad. Con determinación, con una mirada a largo plazo, infundiendo esperanza en un futuro mejor, y re­cordando cada día que los puestos de poder son transitorios y que quienes gobiernan están al servicio de los ciudadanos que les han votado.

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