Nada alegra, confraterniza y une más en Barcelona que hablar de sus catorce mil bares y restaurantes. De ahí lo animada que fue la presentación, ayer, en el Saló de Cent del ayuntamiento, del libro Destino Barcelona , que recoge las charlas de cuchillo y mantel en tandas de dos personajes en diferentes restaurantes de la capital catalana, obra del Gremi de Restauració y de su director, Roger Pallarols.
El alcalde Jaume Collboni predicó con el ejemplo esta pasión por la mesa y por descubrir nuevos establecimientos. Dedicado esta semana a recorrer Nou Barris, resaltó algunos de sus restaurantes y bares, citando, entre otros, La Esquinica
–templo del tapeo–, Ovante y Cinco Hermanos. Y aprovechó para felicitar por sus 50 años a L’Anxova, bar de toda la vida con menú económico cerca de la Casa Gran. Fue entonces cuando, en su primer acto público, la presidenta del Gremi, Núria Solà, de la bendita Bodega Sepúlveda, matizó al alcalde: “Y tiene más años porque antes fue la Bodega Calella y lo sé porque era de mi familia”.