Marruecos, el vientre blando

Cuando Winston Churchill definió el vientre blando de Europa, se refería al Mediterráneo italiano como la zona más vulnerable para iniciar la reconquista del continente en manos de los nazis durante la Segunda Guerra Mundial. Aquel concepto estratégico militar se ha transformado en una metáfora de las debilidades del flanco sur europeo y actualmente define los riesgos derivados de la proximidad con el Magreb africano, una de las áreas más convulsas del planeta y fuente de la inmigración que aprovecha la extrema derecha para tensionar el debate político.

Rabat (Morocco), 05/10/2025.- People participate in a rally in support of the Palestinian people in Rabat, Morocco, 05 October 2025. The rally took place on the second anniversary of the Great Al-Aqsa Flood, under the motto 'The Moroccan people with one voice against genocide, against normalization, with the resistance'. (Protestas, Marruecos) EFE/EPA/JALAL MORCHIDI

   

Jalal Morchidi / Efe / EPA

Marruecos tiene un papel clave porque, aparte de su potencial económico y militar, es la llave reguladora de los flujos hacia Europa y garante de la estabilidad en el estrecho de Gibraltar. Por ello, el estallido social de las últimas semanas es una prueba de fuego para un régimen acusado de corrupción y nepotismo, que ha disparado los índices de pobreza y ha quebrado el ascensor social.

Ni la primavera árabe del 2011 ni la revuelta del Rif del 2016 habían generado tanta preocupación en las cancillerías europeas como el movimiento actual, organizado por una generación de jóvenes que todavía no han llegado a la treintena, pero que ya no tienen ninguna expectativa de futuro, aparte de una incierta huida hacia el norte. Apátridas de ideología política y desengañados de un gobierno que les ha abandonado, por primera vez también desafían la hasta ahora intocable figura del monarca, que suma ser el comendador de los creyentes a su amplia lista de poderes autocráticos.

El estallido social de las últimas semanas es una prueba de fuego para un régimen acusado de corrupción y nepotismo

Todo ello coincide con un periodo de relativa bonanza en Marruecos. El año pasado la economía creció un 3,8%, se espera una cifra parecida para este año y ya es primer exportador de automóviles a Europa. Pero las cifras son un espejismo. Un 63% de la riqueza total del país la controla un 10% de la población, aquellos que tienen acceso a los salones del poder o que gozan del favor de palacio, mientras la mitad de los marroquíes se reparten las migajas de un 5%. Sumado a una población extremadamente joven y con una tasa de paro entre los menores de 30 años que ronda el 35%, la excrecencia inversora en relucientes estadios para el Mundial de fútbol 2030 prendió la mecha de la protesta.

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