Ucrania no es como Gaza

La pax de Trump en Gaza –aunque en realidad se trate de un alto el fuego cuya fragilidad ya estamos viendo– ha alejado un tiempo del foco político y mediático la guerra de Ucrania, pese a que los combates allí ni han cesado ni han bajado de nivel.

Rusia sigue atacando con misiles y drones especialmente las infraestructuras energéticas de Ucrania, para provocar apagones en amplias zonas del país y dejar a la población sin suministro eléctrico ni calefacción ante el invierno que se aproxima. Kyiv, por su parte, replica con contraataques con drones sobre varias regiones rusas y la anexionada Crimea, siendo su principal objetivo las refinerías, con objeto de castigar la producción de gasolina y derivados del petróleo. Estos ataques son posibles gracias a la información que le facilita Estados Unidos. Una grave escasez de gas afecta a algunas regiones rusas tras meses de estas agresiones ucranianas y la economía corre el riesgo de sobrecalentarse.

Durante su viaje a Israel y a Egipto, Trump dijo que ahora iba a centrarse en arreglar “lo de Rusia” –una guerra que prometió solucionar en 24 horas–, pero lograr la paz con Putin puede ser más difícil que convencer a Netanyahu, pues pocas de las cosas que hizo Trump para poner fin a los horrores de Gaza puede repetirlas en Ucrania. A diferencia de lo ocurrido con el enclave palestino, no puede declarar que se ha alcanzado un acuerdo entre Rusia y Ucrania y dejar los espinosos detalles para más adelante, ni puede presionar ni amenazar al líder del Kremlin con los mismos argumentos que ha utilizado con el premier israelí.

El presidente Zelenski tiene previsto visitar este viernes en Washington a Donald Trump. Un encuentro que, según el líder ucraniano, debería servir para analizar la defensa aérea y las capacidades de largo alcance. Zelenski ha puesto como prioridad de esta cita “el gran tema de la defensa aérea” y la “posibilidad de ejercer presión sobre Rusia a larga distancia”. Es una manera de decir que abordará con Trump la posibilidad de que EE.UU. envíe a Ucrania misiles de crucero Tomahawk de largo alcance.

Trump no puede repetir con Putin las amenazas y los acuerdos que ha utilizado con Netanyahu

Esta arma, si finalmente es suministrada por Washington a los ucranianos, podría alterar significativamente el curso de la guerra, ya que no solo evidenciaría un distanciamiento claro entre Trump y Putin, sino que el escenario bélico podría variar, porque estos misiles, con un alcance de hasta 2.500 kilómetros, podrían llegar hasta Moscú y a toda la Rusia europea.

El líder del Kremlin ya ha advertido que, si Trump transfiere misiles Tomahawk a Ucrania, ello destruiría la posibilidad de llegar a algún tipo de acuerdo sobre el final del conflicto, y acabaría con los avances que, a juicio del Kremlin, se produjeron en la cumbre de Alaska en agosto, al menos en lo relativo a las relaciones bilaterales Moscú-Washington. También ha manifestado Putin que el uso de los Tomahawk requeriría la participación directa de personal militar estadounidense para utilizarlos, por lo que tal escalada dañaría significativamente las relaciones entre EE.UU. y ­Rusia.

La maniobra de Trump, siempre imprevisible, enviaría un ultimátum a Putin: o se sienta a negociar y reanuda las conversaciones de paz o entregará a Ucrania unos misiles cuyo alcance y capacidad destructiva pueden causarle serios reveses a Rusia. Zelenski, por su parte, abunda en esta postura y argumenta que disponer de una potencia de fuego adicional obligará al presidente ruso a sentarse a la mesa de negociaciones. Los Tomahawk podrían acabar siendo “sanciones secundarias” a Rusia, algo concebido solo como amenaza y nunca como arma.

Trump ha pasado de humillar públicamente a Zelenski en la Casa Blanca en febrero de este año a decir ahora que Ucrania puede ganar la guerra e incluso recuperar los territorios perdidos. Su cambio de actitud –uno más– es fruto de su decepción y enfado al ver que, cuando creía, tras la cita de Anchorage, que un cese de las hostilidades y un encuentro Putin-Zelenski eran inminentes y podría colgarse también la medalla de la paz en este conflicto, el líder ruso le ha dado largas y ha seguido, e incluso incrementado, los ataques sobre Ucrania.

El presidente y Zelenski abordarán suministrar a Kyiv misiles Tomahawk para presionar al líder ruso

Mientras, en Europa, la Comisión Europea ha propuesto el 19.º paquete de sanciones contra Rusia, centrado en los hidrocar­buros, después de que Trump exigiera a Europa que deje de comprar­ petróleo ruso, y de que ayer, en Bruselas, el secretario de Guerra estadounidense, Peter Hegseth, pidiera a los socios eu­ropeos­ de la OTAN que compren a EE.UU. las armas que Ucrania­ necesita para luego hacerlas llegar a ese país, insistiendo en el mantra que predica su jefe: “La paz se consigue cuando se es fuerte”.

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