La opa: Savile Row se impone a Wall Street

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Desde que en 1970 el director polaco Andrzej Wajda estrenara Paisaje después de la batalla sabemos que toda situación hostil requiere un análisis posterior. Los 17 meses que ha durado la opa del Banco Bilbao Vizcaya Argentaria sobre el Banc Sabadell dan para un análisis anterior y posterior, pero por encima de los razonamientos se impone una intuición: el gran banco de origen vasco no entendió al accionista del mediano banco catalán. En este caso, los topónimos cuentan, no por cuestiones políticas sino culturales. Más que David a Goliat, Savile Row se ha impuesto a Wall Street.

La opa, claramente hostil porque no era querida por directivos ni trabajadores de la sociedad opada, buscaba crear un segundo campeón español, para competir con el Banco Santander y optar desde ahí a fusiones transfronterizas como él. Sin embargo, la sociedad opante olvidó dos cosas esenciales. Por una parte, el porcentaje de accionariado institucional en el Banco Sabadell era sólo del 38,2%, muy inferior al 62,6% del BBVA, que sí se encuentra en cambio en la línea del 62,77% del Santander. Por otra parte, mientras que el accionariado minorista del BBVA dejó de ser hace tiempo mayoritariamente vasco, el del Sabadell sigue siendo netamente catalán.

BILBAO, 17/10/2025.- Logo de la entidad bancaria del BBVA, donde ha fracasado en su opa al Banco Sabadell y no ha obtenido ni el 26 % del capital de la entidad, según han informado a EFE fuentes cercanas al proceso, con lo que el grupo bancario vasco pone punto y final en su intento de hacerse con el control de la entidad catalana. EFE/Luis Tejido

El accionariado minorista del BBVA dejó de ser hace tiempo mayoritariamente vasco pero en el Sabadell sigue siendo netamente catalán

LUIS TEJIDO / EFE

La sociedad catalana, desde el punto de vista socioeconómico, se ha basado desde el siglo XII en fórmulas que hoy calificaríamos de economía social de mercado. Tras la etapa del gremialismo medieval, que tuvo su pionero en el Gremio de Zapateros de Barcelona (1203), la llegada de la primera revolución industrial en el siglo XIX introdujo en España la primera cooperativa, la de Tejedores de Barcelona (1840), al albor de los movimientos previos a la creación de la Rochdale Society of Equitable Pioneers (1844). Otro tanto podemos decir de la primera mutualidad, la de Abogados de Barcelona (1840), siguiendo el modelo de la Savings and Friendly Society (1810). También las cámaras, con la Junta de Comercio de Barcelona (1758), en los albores de Manchester Chamber of Commerce (1792).

Lo mismo podría decirse sobre el movimiento bancario. Tras la creación del Banco Nacional de San Carlos (1782) por Carlos III, que en su etapa como Carlos VII de Nápoles había conocido la utilidad de la banca pública, los sectores industrializados de España se apremiaron en crear entidades bancarias como el Banco de Barcelona (1845), el Banco de Bilbao (1857) y el Banco de Santander (1857), a los que seguirá la primera entidad con vocación internacional, el Banco Hispano Colonial (1876). En ese contexto es cuando se creará el Banco de Sabadell (1881). Y, tras el modelo medieval de pósitos y el renacentista de montes de piedad, la anglófila capital económica de Jerez fundó la primera caja de ahorros (1834), seguida entre otras de la Caja de Ahorros y Monte de Piedad de Barcelona (1844).

El gran error de cálculo del BBVA ha sido  subestimar el arraigo del Sabadell al territorio y su servicio de proximidad a empresas, autónomos y ahorradores

Sirva este excurso para explicar que el gran error de cálculo del BBVA fue subestimar el arraigo del Sabadell al territorio y su servicio de proximidad a empresas, autónomos y ahorradores. Toda entidad participada se debe a sus accionistas y estos son fruto de la cultura económica del territorio en el que viven. La financiación y el ahorro necesitaban de bancos. Sin embargo, mientras que al inversor internacional le importa poco el arraigo de la entidad, porque le interesa la rentabilidad, no sucede lo mismo con el inversor local, que necesita de la atención personalizada y acaba generando lazos de afecto. El banco acaba siendo así més que un banc, parafraseando a otro tipo de entidades. Y el banco grande, globalizado, desarraigado, decía poco al accionariado minoritario, local, emocional.

La globalización ofrece nuevos modelos económicos. Sin embargo, para que el dinero adquiera valor afectivo, no sólo efectivo, necesita de un componente emocional. Una buena marca genera emociones. El éxito de la economía americana, desde 1898, se ha basado en la oferta de bienes y servicios acompañados del American way on life. Y la estrategia del Sabadell se ha basado en movilizar a los diversos actores sociales para despertar esas emociones y movilizar a su accionariado de referencia, al que el BBVA decía emocionalmente poco. Como ha dicho estos días un compañero de La Vanguardia, “el emblemático reloj del BBVA en la Plaza de Catalunya de Barcelona lleva muchos años sin dar la hora”. Y ya en el siglo XVII, en la Escuela de Salamanca, Juan de Mariana recordaba que “sólo el necio confunde valor y precio”.

Fachada de la sede central del Banc Sabadell

Fachada de una de las sedes del Banc Sabadell 

LV

Para ello ha puesto en valor su sede, su personalización, su simbolismo y su filantropía a través de los directivos y los trabajadores, con la eficacia de su propio testimonio. También a todo el tejido socioeconómico, desde la Asociación de Accionistas Minoritarios a la Cambra de Comerç, desde el Cercle d’Economia al Col·legi d’Economistes de Catalunya, desde Foment a Pimec, desde FemCat a Barcelona Global. La oferta por acción, generosa porque todo hay que decirlo, decrecía de precio por la falta de valor emocional. ¿Qué la política puede haber tenido su papel? Sin duda. Desde 1977, es decir, desde la llegada de la democracia, los depósitos bancarios están garantizados por un fondo gobernado por un presidente y un secretario designados políticamente.

El margen de Oliu y los suyos era estrecho, pero ha logrado imponerse. De hecho, el accionariado minoritario se ha impuesto al institucional. Victoria pírrica, pero victoria, al fin y al cabo. El Sabadell, contra todo pronóstico, ha ganado al BBVA. Sin embargo, paralelamente a las decisiones estratégicas que al banco le corresponde aun así adoptar para evitar otra opa futura, es al tejido empresarial al que le corresponde ahora movilizarse para dinamizar a un territorio, históricamente rico en iniciativas, que en sus últimos años ha perdido pistonada por la falta de combustible y el exceso de injerencias. Hay que ofrecer bienes y servicios con el valor añadido de la innovación, la calidad, la rentabilidad. Es la hora de la empresa, de las iniciativas con envergadura. Y para ello hay que asociarse, compartir ideas, prospectiva, análisis. La globalización no perdona.

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