La irrupción de los ‘josepmaries’

La irrupción de los ‘josepmaries’
Escritor y enigmista

Leo un tuit de Josep Maria Mainat que pide, con picardía, que alguien le explique quiénes son los josepmaries de los que todo el mundo habla. La interminable ristra de comentarios que provoca su petición dibuja el perfil de un catalán agrio y cabreado con la clase política catalana tras la decepción de octubre del 2017. Si el procés independentista generó un montón de expresiones y personajes tan pintorescos como Joan BonaNit, el postprocés nos lega a los josepmaries, que el runrún de la conversación pública identifica cada vez más como futuros votantes de Aliança Catalana, para gran terror de los herederos de Convergència.

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Xavi Jurio / Archivo

En este sentido, podríamos aventurar que los josepmaries serían la versión autóctona de los cayetanos madrileños, pero en lugar de querer encarcelar a Sánchez, quieren que los líderes excarcelados del procés hagan como antes los Jordis y desaparezcan de la primera línea política.

Los ‘josepmaries’ serían la versión autóctona de los ‘cayetanos’ madrileños

El fascismo siempre ha tenido una irrefrenable pasión por el santoral. En la España de Franco muchas familias de afectos al régimen bautizaron a sus primogénitos con el nombre de José Antonio, algunos de los cuales, décadas después, catalanizaron su nombre. Primo de Rivera sigue formando parte del imaginario español. Más sutiles fueron los fascistas italianos en tiempos de Mussolini, cuando, en lugar de Benito, pusieron de moda el nombre de Roberto por razones ajenas a las virtudes de san Roberto Belarmino. Simplemente descubrieron que Ro-ber-to combinaba las primeras sílabas de las capitales de las tres potencias del Eje: Roma, Berlín y Tokio.

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Hoy, la elección de los josepmaries no responde a ninguna figura de referencia, más allá de buscar un nombre común que conecte con la raíz cristiana de san José y la Virgen María, ni oculta otro misterio que el de ser un nombre muy común (en el pasado reciente), una especie de John Smith a la catalana. Es verdad que apenas hay josepmaries jóvenes, pero son muchos los damnificados de cierta relevancia social, como Mainat. No todos los josepmaries son iguales. Bardagí, Castellet, Espinàs, Flotats, Fonalleras, Forn, Jujol, Mestres Quadreny, Pou, Sagarra, Sert o Subirachs no tienen ninguna culpa.

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