Al margen de su trayectoria histórica, el Celta de Vigo, rival ayer del FC Barcelona, es un club cuyo nombre se ha vinculado a no pocas anécdotas —apócrifas algunas de ellas— del mundo del fútbol. Hace más de medio siglo, cuando el deporte español se empezó a poblar de oriundos (extranjeros que podían jugar sin ocupar tal plaza en la competición porque tenían ancestros españoles) se dijo que uno de ellos aseguró, para conseguir el pasaporte español, que su padre “había nacido en Celta”. La frase “vamos a Celta a jugar contra el Vigo” tuvo varias atribuciones. Por ejemplo, se puso en boca de Johann Cruyff. Quizá por eso, las redes sociales del FC Barcelona anunciaron la llegada del equipo a Vigo con un mensaje, “día nublado en Celta” que generó sorpresa y estupor. Porque las nubes estaban en Vigo. No es necesario, en todo caso, profundizar en la herida de la posible cruyffada . Errores así se comenten, y no siempre nos ponen la gallina de piel, de la misma forma que un palomo no hace verano.
‘Cruyffada’ en Celta
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